La explosividad en el norte de Siria se agrava por enfrentamientos en las últimas horas cerca de la presa de Al Tabqa, 40 kilómetros aguas arriba de la ciudad de Raqqa, la denominada capital del Estado Islámico, Daesh por su acrónimo en árabe.
Fuerzas kurdas combaten en esas áreas a elementos del Daesh, cerca de cuatro mil de los cuales según estimados, se concentran en la ciudad para enfrentar una anunciada ofensiva de la Coalición Internacional liderada por Estados Unidos.
A tiro de fusil y en una región que abarca el norte de las provincias sirias de Alepo, Hasaka y Raqqa, se concentran efectivos militares de Turquía, tropas especiales estadounidenses, los grupos de las Autodefensas Kurdas y de las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS).
De otro lado, en las cercanías de Manbij y Al Bab, en la provincia de Alepo, están dislocadas unidades militares del Ejército sirio y milicias aliadas y que conforman una situación de alta peligrosidad por los altos riesgos de enfrentamiento como nunca antes en los seis años de guerra impuesta a esta nación del Levante.
Todo ocurre en una región geográfica de más de 200 kilómetros de extensión a lo largo de la frontera turco-siria y una profundidad de hasta 50 dentro del territorio de esta nación, hechos denunciados una y otra vez por el Gobierno de Damasco.
La zona de amortiguación en la zonas mencionadas para evitar choques resultó de un acuerdo negociado a duras penas y muy difícil de sostener a mediano y largo plazo, entre Turquía, Estados Unidos y Rusia, al cual Siria ha dado hasta ahora, un respaldo tácito.
Según las más recientes informaciones, publicadas entre otras por la revista Foreign Policy, Washington se vio obligado a elaborar apresuradamente un nuevo plan, y, define si apoya al régimen de Ankara, mantiene alianza con grupos kurdos o da vía libre a cualquier otras decisión.
Para diversos analistas, tanto en Moscó como en Damasco, permitir o no a los turcos llegar hasta Raqqa no está en manos solo de Estados Unidos, puesto que en el tortuoso camino hacia esa ciudad hay territorios controlados por los kurdos, el Gobierno sirio y el Daesh.
En este complejo escenario, donde ‘todos están contra todos’, pero todos juntos están aparentemente contra el Daesh, Rusia actúa como aliado y en respaldo de Damasco y mantiene contactos de trabajo sobre el tema con Turquía, Estados Unidos, los kurdos e incluso con algunos grupos de la oposición siria.
La liberación de Alepo y Palmira, así como la toma de importantes campos petrolíferos y de gas en la provincia de Homs, han permitido a las Fuerzas Armadas sirias mejorar sus posibilidades ofensivas hacia el resto del territorio mencionado.
En medio de la complejidad de la presente situación, todas las partes en pugna evalúan la toma de decisiones que deben tomar en cuenta, sobre todo y sí existe la sensatez adecuada,el derecho de Siria a defender su soberanía e integridad territorial.
(Tomado de Prensa Latina)
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