El quinto mes del año se me antoja el más lindo de todos. No solo porque es el dedicado a las flores o porque anuncia el inicio de la primavera y, por ende, de la etapa lluviosa, sino porque, en su mismo inicio, los obreros cubanos y otros allende el mar festejan su fecha: el Día Internacional de los Trabajadores.
Por eso este lunes, desde bien temprano, las calles y plazas públicas acogen a cientos de miles de personas, no solo asalariados, cuentapropistas, campesinos, federadas, cederistas, jóvenes, jubilados, militares; los más con sus familias…
Y llama la atención un hecho que ya figura como una arraigada tradición: los colores rojo, azul y blanco, los mismos que nuestra irredenta Enseña Nacional, como muestra de lo enraizado que está en cada uno de nosotros el amor a la Patria, a su bandera, a los mártires y héroes de las gestas libertarias, a nuestro líder histórico Fidel.
En este día se recuerda a los mártires de Chicago, viene a la mente, y lo recordamos a las nuevas generaciones, que nuestro caimán antillano y Argentina, allá por 1890, fueron los países pioneros en Latinoamérica en celebrar la efeméride.
No puede olvidarse que antes del triunfante enero los proletarios aprovechaban ese día para salir a las calles y demandar, a viva voz, mejores condiciones salariales y laborales, y que, en muchas ocasiones, estas manifestaciones fueron reprimidas por los desgobiernos de turno.
Al fin el cántaro se rompió cuando llegó el Comandante y mandó a parar. Desde entonces, son verdaderas fiestas proletarias, llenas de colorido, en las cuales, los dueños de los medios de producción anuncian compromisos vencidos y solicitan a la alta dirección del país nuevas tareas.
A la vez, están alertas, pues conocen que el águila imperial pone en práctica sutiles estratagemas, programas diversionistas, artimañas y triquiñuelas de la más variada laya.
Pero no hay miedo. Este 1ro. de Mayo, el eco repite, una y otra vez, el lema que preside la conmemoración proletaria: Nuestra fuerza, es la unidad.
No es vana consigna, sino, todo lo contrario, es una demostración de la pujanza que inspira a los trabajadores y a todos los avileños, a cerrar filas en torno a su Partido, a su Revolución, a su líder histórico; a combatir sin descanso en pos de lograr mayor bienestar, de alcanzar saldos económicos superiores, a pesar de los embates del clima y al bloqueo imperialista.
Ese mar de pueblo unido que este lunes inunda las calles, plazas y comunidades del territorio, está anunciando al mundo que la obra continuará, proa al futuro, junto al Granma, por nuevas conquistas productivas, económicas y sociales.
En este día de fiesta proletaria, en este 1ro. de Mayo que nos une, llegue el mensaje solidario a los trabajadores de otras latitudes que alzan sus viriles voces apoyando los procesos revolucionarios y a los movimientos progresistas hostigados por la reacción que trata de arrebatarles la paz, la independencia y la soberanía conquistadas tras años de continuo batallar.
(Tomado de Invasor)
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