Mientras las tasas de amputaciones de personas que sufren de pie diabético superan el 20% en los países más desarrollados del mundo, Cuba asegura haber puesto coto a este serio problema de salud con el uso del medicamento Herberprot-P, un fármaco que podría ser utilizado en miles de pacientes en Estados Unidos y Puerto Rico, pero cuya entrada al mercado estadounidense está congelada en la vorágine creada por el cambio de mando en la Casa Blanca.
El Herberprot-P es un producto inyectable que se utiliza en las úlceras en las extremidades de los diabéticos, muchas de las cuales, estimadas por los científicos cubanos hasta en 80,000 al año, acaban en amputación en Estados Unidos.
Cuba asegura que ha disminuido el riesgo de amputación en un 80% en los casos de úlceras en su país, una estadística que los expertos cubanos creen que podría lograrse en Estados Unidos si el Herberprot-P lograra autorización de uso por parte de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA).
Gracias a la nueva era en las relaciones entre ambos países lograda por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro Ruz, el medicamento cubano consiguió una autorización para comenzar el proceso de permiso de la FDA, pero el cambio de mando en la Casa Blanca ha causado problemas para encontrar un socio en Estados Unidos que se atreva a financiar el costoso proceso de experimentación clínica que exigen las autoridades estadounidenses.
“En estos momentos el tema de la evaluación clínica en los Estados Unidos es un tema sensible por el cambio de administración. Esto trae consigo nuevas reglas, hace un efecto de dominó y frena todo. Se puede decir que hay un periodo de incertidumbre”, dijo a El Nuevo Día el doctor Manuel Raíces Pérez-Castañeda, jefe del Departamento de Productos Estratégicos y Programas Gubernamentales de Herber Biotec, farmacéutica cubana adscrita al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba.
“El registro médico de este fármaco en los Estados Unidos sin duda va a tener un impacto social muy grande, porque esta enfermedad afecta a 29.3 millones de habitantes, lo que cada año genera un millón de úlceras, donde 200,000 de ellas necesitan cuidados hospitalarios más complejos, en un país donde amputan entre 73,000 y 80,000 piernas por úlceras del pie diabético”, agregó el reconocido científico cubano.
Los estimados cubanos afirman que las amputaciones en suelo estadounidense podrían reducirse de 73,000 a 21,000 en un año.
El impacto en las comunidades pobres o en las minorías sería mucho mayor, pues las tasas de diabéticos en esos sectores poblacionales son mucho mayores.
“Todo esto tiene un impacto en el sistema de seguridad social en Estados Unidos, porque una persona amputada es una persona que ya no trabaja, que depende del seguro social”, añadió.
Se estima que de los 11 millones de habitantes que hay en Cuba, cerca de un millón son diabéticos, 690,000 están diagnosticados y el resto todavía no sabe que tiene la enfermedad. De ellos, el 3.5% o 35,000 personas desarrollarán úlceras en sus extremidades, por lo que el enfoque del sistema de salud cubano está en detectar esas lesiones en sus primeros niveles de desarrollo, donde el Heberprot-P es sumamente efectivo.
“Las úlceras no empiezan de pronto, empiezan con una rozadura en el pie. Y en nuestros países, cuando el diabético se ve eso, no le presta atención. Entonces, esto se comienza a infectar y avanza, que es cuando vas al médico. Y esas son las úlceras que evolucionan a complejo”, sostuvo el científico cubano.
“Las úlceras se comportan igual que los ciclones, de categoría 1 a la 5. Cada vez que saltas de categoría, el daño es 10 veces mayor. El Herberprot-P funciona en etapas de la 1-4, porque la 5 ya es una gangrena extendida. Es en esas etapas que queremos atender los pacientes, en las primeras dos”, explicó.
De las 35,000 úlceras que evolucionan al año en Cuba, entre 12,500 y 13,000 se tornan en complejas. El sistema de salud universal de Cuba reclama que los últimos tres años ha logrado identificar y tratar un promedio de 12,800 de esas lesiones, o sea, una efectividad cercana al 100%.
Cuba afirma que sí y lo atribuye a su modelo de salud universal, en el cual los pacientes reciben tratamiento gratuito en todos sus niveles, desde preventivo hasta invasivo.
El éxito del Herberprot-P, asegura el Estado cubano, se cifra en que más que un medicamento, se trata de un programa que se centra en la identificación de los casos.
Es un modelo de salud pública que, según las cifras oficiales, cuenta con 382 unidades con la terapia disponible en todo el país.
El secreto, aseguran, ha sido un intenso programa de educación a los médicos, quienes, una vez se diagnostica un caso de diabetes, monitorean los pies de los pacientes en sus consultas para lograr que las úlceras sean detectadas en sus fases 1 o 2, de modo que el tratamiento con Herberprot-P sea administrado de manera ambulatoria tres veces a la semana.
“Si fuéramos a hospitalizar a todos lo que necesitan terapia, los costos se dispararían. Entonces creamos unas unidades de atención ambulatorios que aquí se llaman policlínicos, así podemos atender a los pacientes en estadio 1 y 2 ambulatorio”, aseguró Raíces Pérez-Castañeda, quien alerta de que no todo fue color de rosa.
La resistencia inicial de los galenos y la desconfianza hacia un modelo que cambiaba la rutina de los profesionales de la salud hicieron mella. Pero una vez los pacientes comenzaron a ver los beneficios y, sobre todo, los cirujanos se convirtieron de “amputadores a sanadores”, las cosas cambiaron.
“Este es un ejemplo de tesis del modelo de salud cubano, que no es un sistema perfecto. Pero es un sistema de salud que funciona y que llega a la población. Los cubanos no podemos decirle a nadie que use este modelo, pero podemos decir: ‘Mira lo que yo he hecho, aprende de mis errores y ojalá lo que he hecho pueda serte útil a ti’”, manifestó Raíces Pérez-Castañeda.
En Estados Unidos el proceso de la FDA está detenido, a la espera de la decisión del presidente Donald Trump y su política hacia Cuba, pues la inversión para lograr la aprobación para su uso se estima en $170 millones, una cantidad de dinero que las autoridades cubanas no pueden asumir, por lo cual esperan por un socio.
Mientras se aclara el panorama en las relaciones políticas entre Cuba y Estados Unidos, y la búsqueda de un socio se consolida, la única opción para quienes quieran utilizar este medicamento es viajar a los hospitales cubanos, lo cual está ocurriendo.
Se estima que ya son cientos los ciudadanos estadounidenses que vienen a Cuba a tratarse, no sólo con el Herberprot-P, sino con una vacuna para el cáncer de pulmón que ya está en su fase de experimentación clínica en Estados Unidos o para recibir tratamientos contra el vitiligo.
En Cuba el sistema de salud es gratis para los cubanos, los extranjeros tienen que pagar mediante clínicas especializadas a esos fines, como el hospital Cira García o el Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN).
Las autoridades cubanas apuestan a que el flujo de turismo médico genere alguna presión en Estados Unidos y que Trump, que se supone haga un anuncio este mes sobre su política hacia Cuba, tome en cuenta los beneficios que representa para la salud de los estadounidenses.
(Con información de El Nuevo Día)
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