En abril de 1963 se fundó la Empresa Genética Porcina, subordinada entonces a la sección porcina del viceministerio de Desarrollo del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA). De ese modo nacieron el control genealógico de los animales, la política sanitaria adecuada y la capacitación de los futuros cuadros, técnicos y obreros.
Hoy, la principal misión de esta empresa es preservar y mejorar el genofondo porcino (animales puros) cubano, satisfaciendo las necesidades de pie de cría de alta calidad genética para todos los niveles productivos, tanto en la Isla como para el exterior.
Ello implica, además, disponer de ejemplares que garanticen el remplazo, preceba, la carne prevista en el plan técnico económico -con indicadores productivos eficientes-, la disminución de los daños al medio ambiente y el perfeccionamiento empresarial, sobre la base de cuadros y trabajadores motivados con la política económica que desarrolla el país.
Así era entonces…
Al triunfo de la Revolución, en 1959, la masa porcina en Cuba no estaba dirigida a la producción de carne de calidad, pues 90 % de los animales criollos nacía y crecía sin ningún control, y solo 10 % era de capa oscura (razas Duroc y Hampshire). La producción se gestaba de manera extensiva, en latifundios de criadores cuyo objetivo distaba de comercializar la carne.
Los mayores volúmenes de este producto se importaban de Estados Unidos, mientras que buena parte del proveniente del país solo alcanzaba su pico durante las festividades navideñas. ¿Por qué ocurría esto?
Hay que remitirse al informe del Departamento de Comercio de EE.UU. (basado en un supuesto estudio llevado a cabo por el Banco Mundial), publicado en 1956 y dirigido a los hombres de negocio estadounidenses, sobre la posibilidad de invertir en diferentes esferas de la Isla, que en uno de sus capítulos decía textualmente: “Las condiciones climáticas de Cuba ofrecen una perspectiva excesivamente riesgosa para inversiones en la producción porcina…”
Entre las primeras medidas adoptadas por el Gobierno Revolucionario figuró la estrategia para eliminar radicalmente la dependencia impuesta por el vecino del norte, consistente en los siguientes aspectos: importación de reproductores de razas especializadas de alto valor genético; ejecución de un programa de capacitación técnica y profesional en la producción animal; asesoría técnica extranjera, proveniente de Canadá, Checoslovaquia y Bulgaria; y la ejecución de un plan de inversiones en instalaciones porcinas con la última tecnología.
Y así es ahora
“En tal sentido se trabaja hoy en el índice de selección fenotípico que combina la ganancia media por día de vida del cerdo (peso por edad) con el espesor de la grasa dorsal, y en perspectiva figura su evaluación genética mediante la metodología BLUP (Modelo Animal)”, refiere el doctor en medicina veterinaria Juan Jorge Pena Companioni, director general de la Empresa Genética Porcina situada en Rancho Boyeros, subordinada al Grupo Nacional de esta esfera en el Ministerio de la Agricultura (MINAGRI).
Con este propósito la entidad opera 12 centros distribuidos en las provincias de Pinar del Río, La Habana, Artemisa, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Ciego de Ávila, Granma y Santiago de Cuba, cuya función es desarrollar ejemplares de las razas maternas Landrace, F1-York Land y Yorkshire gracias a su elevada tasa de fertilidad, prolificidad, potencial lechero y desarrollo corporal.
Entre las paternas aparecen Duroc, CC-21 (híbrido de la anterior, propagada desde hace más de 20 años) y L35, tomando en cuenta su precoz desarrollo físico, alta calidad de la canal (bandas del cerdo), excelentes características espermáticas y prominente tasa de fecundación. Asimismo, el centro promueve el cerdo criollo, parte del patrimonio cubano, con 100 reproductores de probada calidad.
El país nunca ha adquirido pie de cría híbridos, pues está comprobado que su periodo de explotación es mucho menor.
Sucede que la importación de animales puros de alto valor genético contribuye al refrescamiento de la masa, disminuye el grado de consanguinidad, mejora los indicadores reproductivos y productivos y la calidad en el rendimiento de las canales.
Refiere el director que la Empresa Genética tiene hoy una nómina de 645 personas, quienes 120 son universitarias o técnicos medio. Hay vínculos de colaboración con los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, Canadá y México, y con Venezuela -en particular- se creó la Empresa Porcina del ALBA.
Pena Campanioni argumenta que de esta se desprenderán varias unidades para el desarrollo genético porcino, y con ese fin se les suministrarán animales de pura raza producidos en esta Empresa.
“Las mejoras genéticas -reitera- están encaminadas a lograr ejemplares de mucha carne y poca grasa, pues a nivel internacional es rechazada; por lo tanto, buscamos reducirla en su región costal en aras de ganar en carne”.
Y concluye el entrevistado, ejemplificando: “El cruce de los genes con la raza York Land origina animales de gran talla y peso. Hoy en las granjas de la empresa hay 5 000 hembras y 500 machos en funciones de reproducción, signo evidente de que el genofondo porcino está garantizado”.
Otra forma de sustituir importaciones
Norberto Espinosa Carro, director del Grupo Nacional de Producción Porcina del Ministerio de la Agricultura, informó a Opciones que durante 2010 en el país se produjeron 216 000 toneladas de alimento para cerdos, “y nuestras proyecciones para 2015 -asegura- son alcanzar las 400 000 toneladas, lo que incrementará notablemente la masa porcina y, como es obvio, dejaremos de invertir divisas en la adquisición de pienso”.
Espinosa Carro anunció que en 2010 la masa animal controlada por el Grupo representó 132 400 toneladas de carne, “a pesar del déficit de pienso -aclara-, equivalente a 40 días sin este recurso, que fue suplido con la producción nacional. Sin embargo, resultó el cuarto mejor año desde la fundación de la empresa, la cual sobrepasó por quinta ocasión las 130 000 toneladas anuales desde 2006”.
Vale resaltar que en 2010, con menos de 500 000 toneladas de alimento se obtuvo la mencionada cifra. Para que se tenga una idea, en 1989 -luego de invertir alrededor de dos millones de dólares en la compra de pienso y demás nutrientes para la masa porcina-, la Empresa solo logró 102 000 toneladas de carne.
“Y no puede ser de otra forma”, advierte por último el directivo, “cuando en la actualidad una tonelada de pienso cuesta más de 300 dólares y la de carne de cerdo frisa los 2 400. Solo tenemos una opción: alimentar a nuestros animales con el maíz, el sorgo, los numerosos nutrientes que aporta la caña de azúcar, yogur a base de yuca y malanga no apta para el consumo humano y todos aquellos componentes alimenticios que no cuesten divisas”.
(Tomado de Opiniones)
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