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Lo que la pesa se llevó

La certeza de que el producto estaba bien pesado lo hacía sentir feliz. Marchaba a su casa como un héroe porque le había reclamado al vendedor del agro los tres cuartos de libra que olvidó “en un descuido”. Pero él lo tenía todo bien pensado. Sabía que lo que nunca podía dejar en casa eran la jaba y la pesita de 12 libras, así que no lo cogió desprevenido.

La experiencia no es ficticia. La contó a este equipo de reporteros el habanero Daniel Morales, quien alegó, incluso, comprobar el peso de los productos empaquetados y expendidos en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD).

Sergio Castillo, sin embargo, no corrió con la misma suerte. De las 30 libras de papa que pensó haber comprado, siete quedaron en el saco del vendedor. Según cuenta, lo supo cuando ya estaba en casa, “demasiado lejos para regresar con 23 libras de vianda al hombro”.

Cada vez se hace más común el uso de pesas “particulares” para la comprobación del pesaje de los productos, aunque existen instrumentos en los mercados con ese fin. ¿Exageración o percepción de riesgo? Lo cierto es que el número de clientes de la red de tiendas de comercio interior —ya sea en una u otra moneda— y de los expendedores de productos agropecuarios, cada vez se manifiestan más incrédulos ante el resultado que da la pesa.

EL DAÑO AL CLIENTE, ¿CUÁNTO PESA?

En un recorrido por varios mercados agropecuarios del país, Granma pudo comprobar el uso frecuente de pesas digitales. El mercado Milagros, por ejemplo, ubicado en Diez de Octubre y Santa Catalina, La Habana, trabaja con este tipo de instrumentos en todas sus tarimas y en el servicio de comprobación del peso para el cliente.

Estos reporteros fueron testigos de la exactitud del pesaje al actuar como compradores en el agro. Sin embargo, llamó la atención el empleo de cajas de plástico encima de las balanzas cuyo peso no era tenido en cuenta.

En otro mercado, en la  Virgen del Camino, del municipio habanero de San Miguel del Padrón, este equipo no corrió la misma suerte. Le fue timada media libra de limones, lo cual notamos al comprobar el gramaje del producto en la pesa digital destinada a los clientes.

Acompañados del administrador de la entidad, Lázaro Pita Fernández, el equipo visitó al vendedor. —Pésame eso ahí, le dijo. —Cinco libras y media. —Pero se lo diste por seis, ¿qué te pasó? —Es que no me di cuenta. —Ya sabes lo que te toca, ¿no? Esta es la tercera vez que lo haces. Ahora es definitivo.

En diálogo con otros “tarimeros”, Granma conoció sobre el sistema de medidas disciplinarias instauradas en algunos establecimientos: por un “error” en el pesaje, 15 días sin trabajar; por dos, un mes; y por tres, separación definitiva de la entidad.

Pero, ¿son suficientes estas sanciones? ¿En cuántos sitios se tiene un procedimiento similar? A pesar de que en los recorridos realizados por este equipo se afirmó aplicar medidas disciplinarias a quienes no respetaran los derechos del cliente, las quejas de la población al respecto continúan en ascenso; una muestra de que junto a estas acciones habría que buscar otras alternativas para evitar al máximo que quienes entren nuevos al sistema caigan en los viejos “hábitos” de los que les antecedieron.

Por otra parte, aunque todos los mercados recorridos en la ca­pital tenían una pesa (generalmente digital) para que los clientes comprobaran el pesaje de sus productos, esto no garantizaba que reclamaran sus derechos en caso de haber sido embaucados. ¿Falta de información, visibilidad o desconfianza?

La existencia de instrumentos para la protección del comprador no es igual en el resto de la Isla. El 29 de noviembre del año pasado, Granma se hizo eco de las preocupaciones de sus lectores por el pesaje de los productos en los establecimientos del comercio minorista.

En su misiva a la Dirección, L. Pantoja comentaba: “Observo una contradicción al ver que se están vendiendo pesas electrónicas, con capacidad de entre 12 y 15 kg en MN en un precio en el entorno de los 800.00 pesos, según indagué con un funcionario de PEXAC, fabricadas en Cuba.

“Me pregunto: ¿por qué esas pesas no están disponibles para las bodegas? Quizás la producción sea limitada y no cubra la demanda del país (…). ¿Qué cuesta establecer en determinados lugares sistemas de pesaje en los que se preste el servicio, no gratuito, en el que se pueda comprobar imparcialmente cualquier peso o medida?”.

Siete meses después, en Pinar del Río, obtenemos una panorámica similar. El especialista de calidad de PEXAC, José Antonio Álvarez, indicó que en la mayor parte de los establecimientos de comercio no existe un sitio donde los clientes puedan comprobar el peso de los productos que compran.

Para el especialista, el problema va más allá de la persona que está detrás del mostrador y toca a directivos y administradores. “No están verdaderamente interesados en resolver la situación. ¿Por qué no exigen que exista una pesa electrónica, calibrada y certificada en una esquina de los mercados, para que la gente verifique lo que le despachan?”.

Pero los problemas en el pesaje de los productos no comienzan con la balanza de comprobación. Al contrario, este es el último recurso al que apelan los clientes a favor de sus derechos. Antes de llegar ahí la compra ya pudo haber “bajado de peso”.

Guillermo Martínez, director de supervisión integral en el municipio de Pinar del Río, sostuvo que en las inspecciones realizadas hasta el momento han detectado pesas sin certificar o que no son las establecidas, y tejos (ponderales) a los que les incrustan aceros de bicicleta o pedacitos de plomo para que pesen más”.

Durante el 2013, en el municipio fueron impuestas 512 multas por irregularidades en el pesaje en unidades estatales. Aun así, el directivo señala que se trata de una medida prácticamente insignificante, en comparación con el impacto que tiene este tipo de violaciones. “Para la alteración en el pesaje, se aplica una multa de apenas cinco pesos, de acuerdo con el Decreto 155, apuntó.

¿Es este el “peso” del daño al cliente? Sin lugar a dudas se necesita actualizar las sanciones para este tipo de comportamiento, de lo contrario en lugar de ser un mecanismo para inhibir las acciones incorrectas que afectan a la población, se convierten en una manera de estimular la impunidad.

¿LA CAUSA DE LOS PROBLEMAS?

Hace algunos meses, en un contacto con especialistas de la Empresa de Fabricación y Reparación de Medios de Pesar, PEXAC, el director de metrología, José Hernández Rodríguez, nos comentó sobre el empleo en el país de dos valores distintos para una libra: el correspondiente a la libra española y a la americana.

A la primera —nos dijo— correspondían 460 gramos; mientras que a la segunda, 453. ¿Cómo es posible?, le preguntamos, ¿no están nuestras medidas equiparadas con las del Sistema Internacional de Unidades?

La “dualidad”, nos contestó, resulta del envejecimiento y variedad de modelos que poseen los instrumentos de medición de peso que se utilizan en el comercio. Unos trabajan con la libra americana y otros con la española, argumentó.

Aunque sorprendente, la explicación no es desacertada. En Cuba, al ser primero colonia de España y luego estar bajo el dominio de los Estados Unidos, se introdujeron instrumentos de medición que empleaban una u otra magnitud. Gran parte de esos equipos aún se emplean, por lo que la coexistencia de ambas “libras” es inevitable.

Según refirió a Granma el director del Instituto Nacional de Investigaciones en Metrología (INIMET), Antonio López Maidique, solo existe un equivalente para la libra: 460 gramos.

Añadió que para eliminar ambigüedades en el cálculo de kilogramos a libras —y perfeccionar otras cuestiones relacionadas con la metrología—, Cuba emitió en 1982 el Decreto Ley No. 62 “De la implantación del Sistema Internacional de Unidades (SI)”, que contempla siete unidades de medida básicas (metro, kilogramo, segundo, ampere, kelvin, mole, candela) y dos suplementarias (radián y estereorradián).

De acuerdo con esos criterios, el equivalente a un kilogramo son 1000 gramos. A pesar de ello, la conversión para vendedores y clientes continúa siendo un problema al contarse en el país con una gran cantidad de pesas mecánicas cuyo sistema de unidades de medida está expresado en libras y no en kilogramos.

(Tomado de Granma)

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Etiquetas: CubaMetrologíaalimentospesas

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