El terrorismo es la acción violenta extrema o anárquica ejercida por organizaciones o grupos cuyo fin es propiciar el caos, tomar el poder, crear un Estado, eliminar la población civil, ejercida a través de mecanismos que provoquen terror, miedo, inseguridad, destrucción. Fundamentalmente responde a propósitos de instituciones, Gobiernos y (o) corporaciones cuyo objetivo es consolidar autoridad fuerte, negocios y compra de autonomías, además de someter a pueblos y regiones.
En este sentido pueden existir diversas modalidades, como son el terrorismo internacional, de Estado, mediático, ‘nacionalista’, entre otros. En este caso, nos referiremos al primer término, recordando que otras formas se conjugan también con la seleccionada.
Hoy día la mayor amenaza terrorista mundial es Daesh (Estado Islámico, ISIS, ISIL) y Al Qaeda-Al Nusra, organizaciones con la meta básica de crear su propia zona de dominio en forma de Estado o territorio, con numerosos grupos propios de diversas denominaciones o aliados. Su dirección esencial está dada por la corporatocracia, corporación cuya visión es crear caos mundial para obtener sus intereses industriales, militares, empresariales. Por tanto, la jefatura ideológica se encuentra fuera de los lugares de enfrentamiento concreto y el liderazgo confrontativo en la propia región.
Así entendido el concepto estricto, sin profundizar en otros elementos importantes que no permite la extensión de la columna, la detención y supresión del terrorismo puede realizarse del siguiente modo:
El analista político argentino Claudio Stavorengo ha planteado que se ha diversificado el carácter del accionar terrorista, ya que no es tradicionalmente una manifestación violenta de reclamo social o político estructurado, sino que posee autores visibles y financistas invisibles, afectando preferentemente a víctimas indefensas. Ya no son organizaciones anárquicas, independentistas, de ultraizquierda o derecha, sino que grupos infiltrados, controlados y orientados ideológicamente por organismos de seguridad e Inteligencia.
Ello implica proveer, financiar, coaccionar y determinar las acciones a ejecutar, sosteniendo las actividades de grupos o individuos en pos de la ejecución de actos de terrorismo antipersonal y colectivo estratégico, con el resultado de múltiples vidas inocentes cercenadas o llevando a cabo acciones militares de destrucción ilimitada contra Estados cuyos Gobiernos no gozan de la simpatía del Poder global. Olvidar el terrorismo de Estado, tan actual en Latinoamérica, sería un error garrafal.
Lo sucedido en Cataluña es exactamente la autorresponsabilidad de la Unión Europea por no detener su apoyo a la Coalición Internacional, por esconder sus vínculos con los grupos terroristas y por no aceptar que su papel es tímido, cobarde, frente a este flagelo. La predicción es que seguirá esta escalada a través de lobos solitarios o células que no podrán ser controladas fácilmente, pese a las noticias falsas muchas veces de que se han desarticulado eventos de esta naturaleza. Acogerse a las medidas propuestas es la solución real.
Lo cierto es que los atentados en Medio Oriente son muchísimo más destructivos y peligrosos que en Occidente, puesto que millones de personas se han visto afectadas: esa es la verdad independiente del sensacionalismo de los medios donde parece que la nacionalidad determina el despliegue noticioso y condolencias muchas veces sin sentimiento verdadero. El ejemplo más claro es el asesinato de 400 personas en Palmira por Daesh, en su mayoría mujeres y niños, lo cual no fue informado ni desplegado por dichos medios.
Siempre el terrorismo debe ser confrontado con valentía e inteligencia, pues usualmente las víctimas inocentes son el resultado de no hacer el esfuerzo máximo para controlarlo. Parece ser que la derrota definitiva de ISIS en Siria e Irak permitirá un espacio más amplio para creer que la humanización es posible, pese a los intereses perversos de corporaciones industrial-militar atentas a pervertir la sociedad.
Es la hora definitiva que los regímenes intervencionistas señalados comprendan que no ocupar naciones y explotarlas es inteligente, que los conflictos se resuelven por métodos dialogados y pacíficos, que todo Estado tiene derecho a decidir su propio sistema político, que el sabotaje y la conspiración son métodos deleznables y que es tiempo de volver a los orígenes comunitarios para convertirnos en seres racionales y felices, destino si manifiesto de pueblos conscientes.
(Tomado de RT)
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