“Soy salafista yihadista”, confiesa directamente Abu Abdallah sentado en un cómodo sofá de la casa de un amigo, tras acceder a la entrevista. Al principio ha advertido de que ese no es su verdadero nombre y que no lo va a revelar para no correr ningún riesgo. Abu Abdallah tiene 28 años, estudió para ser analista médico, pero no tiene trabajo y sigue viviendo con sus padres.
Su padre fue profesor de árabe durante muchos años en Arabia Saudí, donde probablemente consiguió amasar una pequeña fortuna, y regresó a la Franja de Gaza cuando Abu Abdallah, que es soltero, cumplió los siete años. Tiene tres hermanos y cuatro hermanas. Su padre no se significa políticamente. Uno de sus hermanos pertenece a Hamás mientras que los otros dos son de Fatah, pero en su casa no se habla de política.
Nacido en Arabia Saudí, Abu Abdallah, el único salafista de su familia, explica que la corriente salafista se divide en dos grandes tendencias, una yihadista y otra de “sabios”, y que él pertenece a los yihadistas y admira al Estado Islámico y a Al Qaeda.
Justifica los recientes ataques de Barcelona argumentando que los occidentales han venido a Oriente Próximo para atacar a los musulmanes. “Hay un enemigo que viene a mi casa a matarme, y yo tengo la obligación de defenderme y deshacerme de él, y luego también tengo la obligación de enfrentarme a quien lo ha enviado. Eso es lo que ha pasado en Barcelona”.
Esta es una versión adaptada de la teoría de numerosos ideólogos yihadistas que hablan de un “enemigo lejano” y de otro “enemigo cercano”, y de la necesidad que hay de combatir a los dos enemigos, tanto en tierra musulmana como en tierra no musulmana.
Abu Abdallah dice que ha estado en prisión varios meses. “Hamás me ha detenido muchas veces. Hamás persigue especialmente a los salafistas jóvenes e intenta persuadirlos para que abandonen el salafismo con largas conversaciones. En algunos casos tienen éxito y en otros no, especialmente cuando los salafistas ya no son tan jóvenes”.
Cuenta que en prisión ha sido torturado por Hamás de varias maneras, colgándolo del techo o dándole patadas en el cuerpo por ejemplo, y que incluso le han arrancado una uña del pie. Sin embargo, Hamás no ha conseguido persuadirlo de que abandone el salafismo. No sabe cuántos salafistas hay en Gaza aunque cree que son bastantes.
Los salafistas más puritanos no rezan en las mezquitas con otros musulmanes que no son salafistas, pero Abu Abdallah sí lo hace. No tiene problemas para rezar con otros musulmanes puesto que no es de la corriente takfiri que considera que la inmensa mayoría de musulmanes en realidad no lo son, sino que acepta que se puede ser musulmán de otra manera.
Justifica los ataques en Europa. Dice que son acciones individuales y recuerda que el Gobierno español, elegido por el pueblo, ha decidido enfrentarse al islam, y el pueblo español ha guardado silencio y ha apoyado esos ataques contra países musulmanes, por lo que están justificados ataques como los de Barcelona.
Critica a Hamás, puesto que no está de acuerdo con la política general de los Hermanos Musulmanes. En los años cincuenta y sesenta del pasado siglo hubo, dentro de los Hermanos Musulmanes egipcios, dos corrientes: una pacífica y otra yihadista, a la que perteneció Sayyid Qutb. En opinión de Abu Abdallah, Hamás cometió el error de renunciar al yihadismo, tal y como también hicieron los Hermanos Musulmanes.
El resultado es que en Egipto los Hermanos Musulmanes están pagando los errores de sus líderes, especialmente por haber seguido la corriente pacífica, y lo mismo está ocurriendo con Hamás en la Franja de Gaza, aunque las condiciones sean un poco diferentes debido a la ocupación israelí.
Abu Abdallah dedica mucho tiempo a su propia formación. Ahora está leyendo una biografía de Uzmán ibn Affan, que fue el tercer califa o sucesor de Mahoma en el siglo séptimo. Uzmán fue artífice de una política nepotista que posteriormente condujo a la división de los musulmanes. Su principal acción fue compilar por escrito el Corán que ha perdurado hasta nuestros días.
Abu Abdallah admira a Sayyid Qutb pero aun admira más a Abdullah Azzam, un teórico del yihadismo que nació cerca de Yenin, al norte de la Cisjordania ocupada, y que murió en 1989 en Pakistán en la explosión de un coche bomba dirigido contra él. Azzam justificó dar muerte a los civiles que eligen a un presidente que ataca a los musulmanes, y este sería el caso de la mayoría de los países occidentales. Esta posición se aleja de Qutb y se hace más yihadista. Los libros publicados por Azzam se encuentran fácilmente en la Franja de Gaza, aunque están prohibidos en algunos países occidentales, como el Reino Unido.
Dice Abu Abdallah que los salafistas yihadistas se dividen en tres categorías, los generales, que son los novatos; los especiales, que son intelectuales ilustrados; y los especiales de los especiales (has al has), que son muy cultos y están capacitados para enseñar a los demás.
(Tomado de Público)
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