La extensión del litoral norte de la ciudad de Matanzas fue una de las víctimas predilectas de Irma. En ese tramo, conocido como zona industrial, arrasó con muchas de las construcciones más cercanas a la costa. Allí encontró también a la central termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras.
La llamada casa de circulación de agua de mar de ese bloque se desmoronó como un castillo de naipes. Armazones que servían de rompe olas, con siete anillos de hormigón que terminaban por completar cerca de 70 toneladas de pesos, fueron movidas y cayeron sobre la imprescindible estructura.
En un abrir y cerrar de ojos llegaron decenas de hombres y equipos. A toda prisa, como si en la CTE hubieran decretado un incendio. Operarios y fuerzas combinadas comenzaron una incansable actividad por restablecer la planta, lo que se dice un vendaval de trabajo que se extiende ya por más de una semana.
Al llegar allí es fácil captar el estado de ánimo. Se lee en el rosto de los trabajadores.
CONTANDO LAS HORAS
Cada vez que la Guiteras sufre una rotura o es víctima de algún accidente extraño van en busca de los especialistas más capacitados. En ese grupo selecto no falta nunca Alcides Meana, ingeniero principal, ya jubilado, que laboró en los cimientos de la termoeléctrica. Nadie la conoce como él; es capaz de reproducirla en sus menores detalles.
Este ingeniero eléctrico, un hombre tranquilo en apariencia, apenas si ha dormido estas últimas noches. Al igual que los directivos de la planta yumurina, sigue empeñado en sacarla del mal momento.
Recuerda que llegó por primera vez a ese lugar en enero de 1982. «Esto era manigua, costa, riscos y algunas casas de recreo en los alrededores. Entonces realizaban la investigación geológica necesaria para la elaboración del proyecto.
«El país había decidido invertir en una central térmica ante el crecimiento de la demanda de electricidad. Se escogió este territorio por la existencia de la bahía y la posibilidad de captar agua de mar para el enfriamiento del sistema. Una planta única con una capacidad para generar 330 MWh.
«Se construyó en seis años y medio. Uno de los grandes tropiezos fue la aparición de una grieta justo debajo de donde iba la turbina. Era una abertura de 30 metros de caída libre por debajo del nivel del mar, inclusive navegable a lo largo de un kilómetro y medio en dirección a la ciudad de Matanzas.
«Fue algo desconcertante y atrasó la inversión. Luego de realizados los estudios pertinentes se procedió a un relleno con piedras y posteriormente hormigón. Luego se fundió una losa puente, de un borde de la grieta al otro y en ella asentamos el cimiento de la turbina. Otro retraso significativo fue el ciclón Kate. Debido a esto, desaparecieron todas las facilidades temporales en el área de la obra.
«La entregamos finalmente en 1988 y sincronizó al Sistema Electroenergético Nacional (SEN) desde marzo de ese año. Fidel estuvo aquí con nosotros, recorrió la planta y dialogó con los trabajadores».
–Alcides, ¿por qué le atribuyen una significación particular a la CTE matancera?
–Porque se trata de una unidad que con una sola máquina es capaz de generar, y lo hace además con un bajo consumo de combustible. Es la que más estabilidad ofrece al SEN, uno de sus bastiones principales.
–¿Puede referirse a la extensión del desastre provocado por el huracán Irma?
–La peor consecuencia del huracán es el desplome del edificio de la casa de circulación, encargada de tomar el agua de mar para el enfriamiento del sistema de la central térmica. Sin ella no puede funcionar la central.
«El sistema de defensa contra olas en el borde costero colapsó. La energía de las olas empujó bloques de un increíble peso y los impactó contra el edificio de la casa de bomba de agua. También sufrió daños la planta de hipoclorito. La sala de maquina se inundó casi un metro de altura y lógicamente tenemos que desarmar equipos, sacar motores, limpiarlos, darles mantenimiento, quitar la humedad, volver a reconectarlos y comprobarlos. Esos son trabajos colaterales».
–¿Cómo disipar el problema, cuál ha sido la estrategia para preparar esta especie de desquite?
–El objetivo esencial es ver cómo, en primer término, podemos echar a andar una de las dos bombas, lo cual garantiza la generación de hasta 230 MWh. En una segunda etapa daremos vitalidad a la segunda bomba y se construirá una caseta provisional para proteger esos equipos, en tanto se levante el edificio definitivo de la casa de bombas, lo cual no debe interferir en el funcionamiento de la planta y cuyo diseño tendrá en cuenta lo sucedido.
«Está claro que los trabajos no son de poca monta. Hasta la fecha se han extraído alrededor de 5 000 metros cúbicos de escombros del área afectada. El obstáculo mayor en estos momentos es la limpieza de los cuatro conductos de la piscina de aguas tranquilas. Una draga marítima, con el auxilio de varios buzos, labora para liberar los escombros y lograr su comunicación con el mar una tarea extremadamente compleja».
–¿Qué fuerzas participan en los trabajos de recuperación y de qué equipos disponen?
–Mayormente participan el Micons Varadero y el de Matanzas, así como Obras Marítimas y la Empresa de Mantenimiento a Centrales Termoeléctricas. No han faltado brazos. Todos se han alzado como un solo hombre. Llama la atención los potentes retromartillos para las grandes demoliciones. Entre otros equipos contamos con buldóceres, cargadores de gomas y grúas desde 100 hasta 30 toneladas de capacidad de izaje.
–¿Algún imponderable que pueda atrasar la recuperación o agravar el daño?
–La posibilidad de otro ciclón sería muy infortunado. Técnicamente también preocupa el trabajo marítimo para destupir los conductos que van del mar a la piscina, uno de los cuales ya fue liberado en un 50 %.
–¿Puede sacarse alguna lección de este lamentable episodio?
–Todo nos deja algún tipo de enseñanza. En este caso, por ejemplo, vale observar que la casa de bomba de circulación debe tener otro diseño, algo más resistente para enfrentar los mayores embates de fenómenos atmosféricos. El muro rompe olas sería similar, pero con otro ordenamiento y más reforzado.
–No es exagerado decir que toda Cuba sigue la evolución de los acontecimientos en la Guiteras. Algo más de una semana después empieza a mirar llena de esperanzas. ¿Cuán cerca estamos del reinicio?
–Ya limpiaron de escombros toda el área de la estación de bomba de circulación y el área de la planta de hipoclorito. Demolieron los bloques necesarios del muro de defensa contra olas. El canal de salida está prácticamente limpio y avanzan en los temas colaterales, como el achique de los fosos y la extracción de motores para volver a restablecer el trabajo de la central.
«Las cosas se ven hoy con mayor claridad. A fines de esta semana debemos arrancar la primera bomba».
–¿Cuánto significa la Guiteras para usted?
–Mucho. La primera gran obra en la que participé de punta a cabo.
(Tomado de Granma)
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