En las últimas semanas, este tema ha generado polémica en varios medios internacionales de comunicación. El miércoles último, la cadena NBC News publicó una entrevista exclusiva con expertos cubanos que investigan las misteriosas dolencias que supuestamente padecen los diplomáticos norteamericanos y la falaz historia de los llamados “ataques acústicos” en La Habana.
Según despachos de prensa, durante la entrevista, los investigadores cubanos aseguraron que las “acusaciones de EE.UU sobre ataques sónicos son ciencia ficción”.
Por otra parte, desde el punto de vista de la Física, especialistas han confirmado que buena parte de lo que se ha publicado sobre este tema en el contexto de una campaña mediática, está lleno de falsedades e ignorancia.
Reconocidos Doctores en Ciencias Físicas expresaron recientemente al periódico Juventud Rebelde que “ni sonido, ni infrasonido, ni ultrasonido, ni arma sónica. Que se busquen otro pretexto”.
Ciertamente, cuando el pasado 9 de agosto Cuba y el mundo conocieron la Declaración emitida por el Ministerio cubano de Relaciones Exteriores acerca de la presunta ocurrencia de los hechos que causaron supuestas afecciones auditivas a funcionarios de la embajada estadounidense en La Habana y sus familiares, no pocas personas formularon la misma interrogante: ¿dónde están las evidencias?
Y hasta hoy, para quienes conocen bien la esencia ética y apegada a los principios del Derecho Internacional que distingue a Cuba, la respuesta es clara como el agua.
Algunas versiones que circulan en los medios digitales de comunicación y en las redes sociales acerca de los presuntos daños auditivos parecen salidas de una película de ciencia-ficción. Son historias insólitas, sin sustento, sin argumento, sin pruebas.
Lo que sí resulta paradójico es que el país que desarrolla las más sofisticadas tecnologías e invierte miles de millones de dólares para los más variados fines, en todo el mundo, no logre identificar el origen de los presuntos incidentes. Esta enrarecida historia fue tomada con suma seriedad por las autoridades cubanas. Por indicación del más alto nivel del Gobierno se inició una investigación exhaustiva con el mayor grado de prioridad.
Cuba expresó la voluntad y la importancia de establecer una verdadera cooperación entre las autoridades de ambos países, con el fin de entregar evidencias, intercambiar con expertos e investigar profundamente los hechos.
En medio de un complejo escenario, los oportunistas de siempre, los que nunca asumieron que Cuba y Estados Unidos pudieran establecer un puente civilizado más allá de sus profundas diferencias, se agarraron de la situación y no han perdido la oportunidad para intentar presentar al país como responsable de los alegados incidentes contra diplomáticos estadounidenses y presionar al Gobierno de los Estados Unidos a adoptar medidas que implicarían un mayor retroceso en las relaciones bilaterales.
En este contexto, mientras expertos de ambos países coinciden en que no hay evidencias de “ataques sónicos”, la pregunta es: ¿A quién beneficia un retroceso de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos?
Si usted tiene la respuesta, encontrará más fácil las pistas para poder comprender esta insólita calumnia contra un país que exhibe una historia impecable en su más de cincuenta años de diplomacia revolucionaria.
(Tomado de Radio Rebelde)
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