El mandato de un Presidente de los Estados Unidos es de 4 años. Desde su toma de posesión el 20 de Enero del 2017 hasta el 7 de febrero del 2018, fecha de la primera reunión hecha pública del Task Force se han agotado 383 días de gestión para determinar una estrategia para Cuba que sea:
Los puntos 1 y 2 ya los han logrado, ahora intentan alcanzar una combinación posible del 3, 4 y 5, mientras intentan evitar el 6. Pero entre no volver a usar los proyectos de la Era W. Bush (2000-2009), que fueron pragmáticamente disfuncionales y tampoco usar los proyectos de la Era Obama (2009-2017), que le son políticamente inconvenientes, es poco probable que la Administración Trump y sus impulsores anticubanos encuentren una fórmula para implementar un tercer tipo de proyectos en los cuales usar el presupuesto destinado para la subversión en Cuba.
Sería en los 3 años que quedan de un solo mandato, en caso de que Trump no sea reelecto, aunque habiéndose demostrado que electoralmente en Estados Unidos puede pasar cualquier cosa, no puede descartarse que vuelva a ocurrir. Pero incluso si un Trump presidente se convierte en un Trump reelecto en el 2020, lo que bien pudiera desaparecer en algún momento es la capacidad de influencia del grupo cubanoamericano del Partido Republicano, no por motivos referentes a Cuba sino por el vaivén de la política norteamericana.
Tampoco es descartable que Donald Trump llegue a vivir la suerte de Richard Nixon y no termine ni su mandato.
La Task Force parece tomarse las cosas con calma, el resultado de la reunión del pasado 7 de Febrero fue el anuncio de la creación de dos subgrupos, uno dedicado a ¨estudiar el rol de los medios de comunicación y la libertad de expresión¨ (Entiéndase qué contenidos generar, cómo producirlos y dónde publicarlos) y otro ¨enfocado en el acceso de Internet en Cuba¨ (Léase cómo hacer visible en la isla lo que genere el otro subgrupo). Según el calendario anunciado, emitirán un informe preliminar dentro de un plazo de 6 meses, tiempo que expiraría aproximadamente en Junio, y en Octubre se volverían reunir para elaborar un documento final con recomendaciones sobre el asunto para entregar al Presidente y al Secretario de Estado Rex Tillerson , o al que esté en ese cargo para entonces.
Hay que entender la importancia de los cronogramas en la mentalidad anglosajona norteamericana, muy distinta a la proveniente de nuestras raíces hispanas, y que constituye una de las claves de diferencia en el desarrollo. Producir resultados determinados va ligado siempre a lograrlo en un tiempo determinado. El factor tiempo es fundamental en un país que no solo se rige así en los períodos electorales de su modelo político, sino que es algo que está presente en todo su funcionamiento y sintetizado en el slogan ¨Time is money¨.
En Octubre del 2018 cuando el Task Force deposite sobre el buró de la Oficina Oval el resultado teórico de su trabajo, habrá trascurrido aproximadamente 1 año y 9 meses de gobierno. Quedarían poco más de 2 años para llevarlo a la práctica, suponiendo que como dice la información oficial, el presente 2018 casi completo será para estudios y elaboración de recomendaciones.
De ese tiempo, el 2020 y cuarto año del mandato, estará como es tradición, dominado por un ambiente electoral. Los demócratas se lanzarán con todas sus fuerzas y es probable que junto a muchos otros, el retroceso a una equivocada política hacia Cuba, sea un tema al que le puedan sacar provecho en la campaña.
La política adoptada por Obama tomó años de maduración. Lo que ha trascendido de lo ocurrido en la reunión de este 7 de Febrero, en la que participaron cubanos “opositores”, es que hubo voces discrepantes, mientras la presencia de representantes de Oficinas, Agencias y think tanks, cuyos programas anteriores devoraron millones de dólares sin obtener resultados indica que los presentes necesitarían de muchísima creatividad para subir la cuesta contra el sentido común.
La expansión misma del uso de Internet entre los cubanos y la diversificación del consumo audiovisual, va convirtiendo el lenguaje del Task Force de obsoleto a arcaico al ser el Gobierno cubano el que en los últimos años lo ha proporcionado y aprendido a convivir con ello, e incluso, a utilizarlo a su favor.
Todo parece indicar que respecto a la guerra comunicacional contra Cuba, más importante que lo que intente hacer este gobierno, es lo que haga el próximo después de Trump.
Mientras, la maquinaria de “medios independientes” en Cuba, que fue construida durante la Administración Obama, imponiendo el sentido común de cómo usar el dinero contra el socialismo, podrá explotar lo que haga Trump en este tiempo (En el que no dejará de ni de trabajar, ni de ser financiada) para cultivar su imagen de ¨alternativa¨ ante los cubanos, hasta que regrese el smart power a la Presidencia. Ya sus miembros, que fueron beneficiados a través de becas, fondos europeos y fundaciones ¨fachada¨, lo hacen.
Solo queda la respuesta que se pueda dar, una vez que llegue el cambio a la Casa Blanca, al resultado de la estancia de Donald Trump para los planes de subvertir a Cuba con la seducción:
¿Un tiempo aprovechado o un tiempo perdido?
(Tomado de La Pupila Asombrada)
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