La acusación de Londres contra Moscú por uso de armas químicas contra el exagente doble Serguei Skripal pudiera llevar a una crisis diplomática, un refuerzo de la OTAN en la frontera rusa y un ataque en Siria.
Ahora aparece una confabulación bajo la fórmula de tres en uno, en la que se observan signos de una operación planificada de antemano, dado la falta de motivos del acusado y la veloz reacción para promover los cargos en su contra, comentan expertos.
Vamos por parte. En plena campaña electoral en Rusia, en la que Occidente hizo de todo para desestabilizarla (agudizar conflicto en Siria, humillar al equipo olímpico y promover protestas contra el Gobierno) aparece un atentado contra el exagente Skripal.
En su momento, el exoficial de la Dirección General de Inteligencia, conocida aquí como GRU, es decir, la inteligencia militar, fue condenado por trabajar para el servicio exterior de espionaje británico (MI6) a 13 años de cárcel, pero en 2010 fue perdonado por el presidente Vladimir Putin.
Skripal fue canjeado por casi una decena de agentes rusos, al considerar Moscú que ya no representaba ninguna amenaza para la seguridad nacional. En el Reino Unido el exoficial de la GRU se acogió a la ciudadanía británica.
Así que el supuesto envenenamiento con gas neuro-paralizante Novichok (Novato) ocurre siete años después de estar en suelo británico, donde nadie sabe si continuó al servicio del MI6.
EL ARMA
Solo según el Reino Unido, uno de los países con mayor número de cámaras de circuito cerrado en sus calles del mundo, para atentar contra Skripal y su hija Julia se empleó una sustancia química elaborada en tiempos de la Unión Soviética.
La sustancia puede ser empleada en forma líquida o como un aerosol, para lo cual es inútil el empleo de máscaras antigas. Su elaboración se inició en 1973, pero en 1992 se cerró el programa.
Vil Mirzayanaov, uno de los creadores del Novichok, habló de esa sustancia por primera vez en 1992 y, luego de emigrar a Estados Unidos, publicó el libro ‘Secretos de estado: una crónica desde dentro del programa de armas químicas’, afirma la revista Sputnik.
El propio Mirzayanov confesó que la fórmula del Novichok aparece en su libro que por un precio de 30 dólares publicó la editora Amazon en el país norteño. Es decir, cualquiera puede acceder a esa fórmula.
Además, los laboratorios principales para la investigación en la época soviética se encontraban en Uzbekistán, una república que siguió una línea muy específica en política exterior, con lazos bastante cercanos con Estados Unidos.
Para confirmar que la sustancia empleada el pasado 4 de marzo en Salisbury, en la región inglesa de Wiltshire, era el Novichok, Reino Unido debió contar con un estándar de control, es decir, una muestra real para compararla con la sustancia detectada.
Si Londres pudo recoger la muestra y verificar que era el Novichok, entonces necesita contar con la fórmula, muestras y por ello la posibilidad de producirlo, afirmó el representante ruso en la ONU, Vasili Nabenzia, especialista, además, en químicos.
Otro funcionario del Servicio Federal de Seguridad aseguró a la televisión rusa que los laboratorios británicos para producir la referida sustancia están a apenas unos kilómetros de donde ocurrió el hecho.
LA CONFABULACIÓN
Antes de conocerse sobre la decisión de la primera ministra británica, Theresa May, sobre la expulsión de 23 diplomáticos rusos, el senador Igor Morozov hizo un pronóstico de las acciones de Occidente que parecen cumplirse.
Morozov adelantó que el Reino Unido expulsaría, en primer lugar, a diplomáticos rusos, y después el incidente serviría como pretexto para reforzar la presencia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la frontera con Rusia.
Además, Occidente buscaría vincular lo ocurrido en Salisbury, en una lógica solo posible para ellos, con el supuesto uso de armas químicas en Siria y con ello justificarían un ataque contra el gobierno de Bashar Al Assad.
Todo ello llevaría a Estados Unidos a contar con otro pretexto para lanzar una nueva ronda de sanciones unilaterales contra Rusia.
Hasta ahora, casi todo se cumple. May anunció la expulsión de 23 diplomáticos, Washington, la aplicación de nuevas restricciones, mientras se habla de un nuevo de ataques a Siria.
Llama la atención con la velocidad que, sin presentar prueba alguna, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania cerraron filas para acusar a Rusia de una agresión con armas químicas.
En su momento, el propio Morozov recordó que Rusia eliminó todo su arsenal, bajo estricta supervisión de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), y lo hizo antes del plazo previsto, como un gesto de buena voluntad.
De su lado, Estados Unidos posterga con diferentes pretextos la eliminación de su arsenal, el mayor en estos momentos en el mundo de sustancias peligrosas. Por cierto, Siria también eliminó todas sus armas químicas bajo supervisión de la OPAQ y de Occidente.
LA POSICIÓN RUSA
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, aclaró que al ser acusados por Londres, Moscú solicitó información para confirmar esos cargos y llevar el tema a través de los mecanismos de la OPAQ, pero Londres se negó.
Tampoco le pareció apropiado, apuntó, enviar una demanda oficial por canales diplomáticos, pues consideraron que ello quedó claro con la alocución de May en el Parlamento y que Rusia debía reconocer su culpa, en un caso donde ni siquiera hay arrestos.
Nosotros propusimos trabajar en la OPAQ, donde se forma una comisión de expertos que exigiría un plazo de 10 días para entregar argumentos, pero que también demanda a Londres entregar la información en su poder, pero se negaron a hacerlo, comentó.
Lavrov estimó que la situación interna en Reino Unido, formada a partir del Brexit (salida de la Unión Europea), parece condicionar las acciones de May.
La vocera de la Cancillería rusa, María Zajarova, declaró en respuesta a una pregunta de Prensa Latina que era lamentable la crisis en Occidente, donde los dirigentes lanzan promesas en política exterior para buscar beneficios de política interna.
Además, denunció los intentos de vincular el empleo de sustancias químicas en Reino Unido para de ahí determinar que Rusia apoya a Siria y lo mismo podría hacer en ese país para atacar a la población.
La acusación contra Rusia aparece en un momento crucial para sus elecciones presidenciales, refuerza los argumentos de Occidente de la supuesta amenaza de Moscú y con ello el pretexto para más sanciones, mientras se desconoce aún alguna prueba real.
(Tomado de Prensa Latina)
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