Las consecuencias del evento propio de la etapa del año y sobre todo cuando las temperaturas se tornan agresivas, resultó en la pérdida del techado de algunas viviendas, caída de árboles, interrupción del servicio eléctrico, pero para tranquilidad de todos: ni muertos ni heridos.
Como es natural, ahora se cuantifican en detalle las pérdidas para comenzar la restauración y ayuda inmediata a los damnificados quienes, incluso bajo una fuerte lluvia, contaron con la solidaridad de vecinos desafiantes del evento meteorológico que, por suerte; apenas rebasó los 15 minutos.
En conversación con Noel Martínez, de Radio Reloj, se conoció que vecinos narraron que se trató de un tornado y no de una nube de embudo porque en esta ocasión, el fenómeno tocó tierra y aunque se ensañó por espacio de medio kilómetro de recorrido contra viviendas, la mayoría resistió los embates.
En los minutos finales, pasadas las seis de la tarde y cuando aparentemente el peligro había cesado; no pocos pobladores del lugar vieron danzar sobre sus cabezas fragmentos de techado de zinc y otras pertenencias hogareñas que el viento arremolinaba, para luego caer en medio de un fuerte aguacero sobre los todavía asombrados pobladores de Jagüey Grande.
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