El hecho -según apuntes históricos- significó para la isla caribeña un cambio total en la estructura de propiedad de la tierra.
En la década de los 50 el campo de la isla caribeña evidenciaba la concentración de las tierras cultivables en pocas manos, y la mayoría de los que la trabajaban no poseían su propiedad, otros obtenían bajos salarios o carecían de empleo y vivían en condiciones miserables.
La Ley proscribió el latifundio con la nacionalización de todas las propiedades de más de 402 hectáreas y entregó terrenos a decenas de miles de campesinos.
Dentro de las causas enunciadas por el gobierno revolucionario cubano para su promulgación se encontraban la concentración de la propiedad de la tierra en unas pocas manos, existiendo una situación a tal respecto que dos mil 336 fincas representaban el dominio sobre un área de 317 mil caballerías de tierra.
Esto se traducía en que el 1,5 por ciento de los propietarios poseían más del 46 por ciento del área nacional en fincas.
También se conocía del desaprovechamiento de las tierras en las grandes fincas, donde se mantenían las áreas cultivadas en una producción de bajos rendimientos, utilizándose áreas excesivas en una explotación extensiva de la ganadería.
Existía la necesidad del crecimiento y diversificación de la industria cubana, para facilitar el aprovechamiento más eficaz de sus recursos naturales y humanos y la eliminación de la dependencia del monocultivo agrícola.
También este 17 de mayo la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, organización del campesinado, cumple 57 años de fundada, en tiempos que se le exige mayor productividad y eficiencia.
Ese sector de la sociedad desempeña un papel fundamental en la actualización del modelo económico cubano a partir de los acuerdos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba efectuado del 16 al 19 de abril de 2011.