Un comentario del influyente diario estadounidense The New York Times afirmaba recientemente que la presencia de Donald Trump en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (agnu) en la presente semana, genera «ansiedad e incertidumbre» dentro y fuera de los Estados Unidos, preocupados de que «el presidente aporte disparates salidos de la telerrealidad en el escenario mundial».
«No se trata de una nueva versión de El aprendiz, ni siquiera de una reunión de su gabinete. Trump presidirá la reunión del Consejo de Seguridad de la onu, un papel alternante que este mes le toca a Estados Unidos. Su turno protagónico ya ha provocado ansiedad entre las personas, dentro y fuera del gobierno estadounidense» afirma el periódico. Añade que «para un presidente que acalló a la disidencia en su época en la telerrealidad con un “¡Estás despedido!”, la pregunta es cómo reaccionará si los representantes de Irán y Rusia se rehúsan a quedarse callados» ante sus previsibles ofensas.
Pero no solo esos países están alertas, pues Trump planea enfocarse en Irán y sus actividades en Medio Oriente, lo que diplomáticos de la Unión Europea (ue) dicen temer que profundice aún más las desavenencias entre las potencias occidentales del Consejo, ante la escasa popularidad de la decisión del mandatario norteamericano de sacar a ee. uu. del acuerdo nuclear iraní, al que aún pertenecen los gobiernos de la UE.
El tema provocó objeciones de Rusia e Irán acusó al mandatario estadounidense de planear el uso de la sesión para culparlo por los horrores que Washington y sus aliados han desatado en todo el Medio Oriente.
Según The New York Times la incertidumbre sobre la conveniencia o no de que Trump dirija el diálogo sobre un tema tan polémico y divisorio con líderes mundiales que se oponen de manera contundente a su manejo del acuerdo nuclear, invade también internamente al Consejo de Seguridad Nacional, al Departamento de Estado y la misión ante la onu. Las presuntas preocupaciones entre los asesores y gestores de los guiones del magnate reafirman la inestabilidad y desconfianza ante los arranques y conductas impredecibles del multimillonario.
Concluye la publicación que «Con tanta resistencia a su política en torno a Irán por parte de Rusia, China y otros miembros con derecho de veto, no existe la posibilidad de obtener apoyo para ningún tipo de resolución», por lo que son más los miedos que los resultados esperados de la visita de Trump a su ciudad, a lo que se suma el rechazo de los neoyorkinos al caos que generan por estos días la presencia del Presidente: interminables tranques vehiculares, cierres policiales en calles y hoteles, caravanas presidenciales, despliegues de seguridad con francotiradores y servicio secreto por todas partes, prohibiciones de acceso y manifestaciones de rechazo.
En medio de un panorama de enemistades globales, muros fronterizos, desconfianzas y guerras comerciales con aliados y socios, rupturas o abandonos de pactos y tratados, generación de nuevos conflictos y guerras, desprecio por el Medio Ambiente…, la belicosa embajadora norteamericana ante la onu, Nikki Haley, al adelantar la agenda del magnate, afirmó que su Presidente está ansioso de hablar sobre los «éxitos de política exterior» que Estados Unidos ha tenido en el último año y «hacia dónde vamos a ir en adelante».
Pero las declaraciones no solo fueron inexactas y alejadas de la dura realidad, sino prepotentes y amenazadoras pues advirtió al mundo que Trump «quiere hablar acerca de proteger la soberanía de EE.UU., pero también la de otros países que esperan esa protección». Parece que la diplomacia estadounidense olvidó muy rápido el significado de la injerencia y la supuesta «protección» de soberanías ajenas, que ha devenido siempre agresión y genocidio como lo recuerdan elocuentemente sus experiencias en Vietnam, Afganistán, Iraq o Siria.
Nikki Haley ha dicho sin ambages que «seremos generosos con quienes comparten nuestros valores, generosos con quienes quieren trabajar con nosotros y no con aquellos que tratan de detener a Estados Unidos o dicen que odian a ee. uu. y son contraproducentes a lo que estamos haciendo». En otras palabras: o te sometes a las locuras de Trump o te aplasto. Más claro ni el agua. Recibirán ayudas de Washington y le protegerán la soberanía desde el Norte a quienes obedezcan y se plieguen, a los que defiendan valores como los de Israel respecto a los palestinos y el Medio Oriente.
La embajadora norteamericana ante la onu fue explícita en la definición del chantaje: «Trump hablará también sobre la generosidad de la ayuda de ee. uu. para el extranjero, pero dejará claro las condiciones de esa generosidad». El mercader ofrece ayuda a cambio de soberanía, esa es la condición. Una maleta llena de dinero para comprar países en pleno siglo XXI.
Cuando aún no se había mudado para la Casa Blanca, Trump emitió ataques virulentos desde su palacete en Miami contra la onu. Afirmó que la organización «no está a la altura» de su potencial y en lugar de resolver problemas «los causa». Y, «Naciones Unidas tiene un tremendo potencial (…), pero no está a la altura de ese potencial. ¿Cuándo se ha visto a Naciones Unidas resolviendo problemas? No lo hace, causa problemas».
Las promesas de desprecio y hegemonía no se harían esperar. En corto tiempo sobrevendría el abandono por ee. uu. de tratados mundiales sobre Medio Ambiente, retirada del Consejo de Derechos Humanos, violaciones flagrantes de la Carta de la onu, vetos en el Consejo de Seguridad a favor de crímenes israelíes, ruptura con el acuerdo de desnuclearización iraní y muchas otras manipulaciones como el chantaje de la supuesta «generosidad» hacia los estados vasallos.
Instalado como magnate Presidente, llegó su primer discurso ante la Asamblea General de la onu, un escenario creado para preservar o alcanzar la paz, pero utilizado por Trump en su primera visita para -ante los ojos del planeta- amenazar con «destruir totalmente» a la República Popular Democrática de Corea, momento en que sus principales asesores de entonces fueron sorprendidos por las cámaras de la prensa mundial con las manos en la cabeza ante el pronunciamiento desatinado del mandatario.
Los rumores incendiarios actuales de la prensa estadounidense sobre preocupaciones y presuntas maquinaciones conspirativas de altos funcionarios de su gabinete para el supuesto control de daños ante las decisiones e incontinencias verbales del ejecutivo, se suman al conjunto de temores y ansiedades que genera la segunda comparecencia de Trump. Los retrocesos de su política exterior y los altos niveles de desaprobación popular que se ha ganado en menos de dos años de gobierno y la tirantez internacional en contra de la paz, así lo confirman.
Con estos antecedentes, es lógica la ansiedad y el temor que genera la presencia de Trump en el Consejo de Seguridad de la onu el próximo miércoles para hablar de armas de destrucción masiva, cuando un año atrás amenazó con desaparecer a los coreanos del norte con el empleo de armamento de exterminio en masas y trama hoy agredir a pueblos de Nuestra América con todas sus armas.
Si alguna verdad pronunció la embajadora Nikki Haley al anunciar la agenda de Trump en Nueva York, fue que por estos malos augurios quizás esta «será la reunión más observada del Consejo de Seguridad en la historia» fuera y dentro de Estados Unidos.
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