La intensa agenda de trabajo del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en Nueva York, incluye varios momentos para evocar la visita hace 58 años del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, cuando participó también en sesiones de alto nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Uno de los segmentos de gran simbolismo será el encuentro con líderes religiosos, activistas y vecinos del barrio neoyorquino de Harlem, adonde acudirá para participar en un homenaje a Fidel en la Iglesia de Riverside.
En 1960, bastó que el propio Fidel anunciara su asistencia al XV Período de Sesiones de la Asamblea General de la ONU para que el gobierno de Eisenhower dispusiera una férrea custodia policial, confinamiento a los límites de la isla de Manhattan, y la prohibición de asistencia de público a las sesiones de la Asamblea.
Las medidas de aislamiento no pudieron limitar su contacto con el pueblo estadounidense, ni siquiera resultaron necesarios los más de 500 policías que fueron a “cuidarlo” al aeropuerto: millares de simpatizantes y miembros de disímiles comités lo siguieron en caravana de automóviles, esa era su verdadera escolta.
El entonces Primer Ministro cubano fue notificado el lunes 19 de septiembre que la delegación cubana debía abandonar el hotel Shelburne, donde se hospedaban, por lo que se entrevistó con Dag Hammarskjöld, en aquel momento secretario general de la ONU y comunicó que, si era necesario, los cubanos acamparían en los jardines de la ONU.
En Cuba, mientras tanto, al conocerse las arbitrariedades contra Fidel, cientos de personas se congregaron en parques y plazoletas, y una gigantesca movilización tuvo lugar en los alrededores del Palacio Presidencial y sus calles aledañas.
Ante la multitud reunida en La Habana, Raúl, designado Primer Ministro por el tiempo que Fidel estaría fuera de Cuba, afirmó que a Fidel “lo respetan, lo respetaron antes y tendrán que respetarlo encuéntrese donde se encuentre”.
En Estados Unidos, la delegación cubana fue invitada a alojarse en el hotel Theresa, de Harlem, barrio del pueblo negro neoyorquino, al cual llegó pasada la media noche, y donde fue recibido por vítores y gritos de ¡Viva Castro!
Allí visitó a Fidel el Primer Ministro soviético, Nikita Jruschov, conversación que no pasó de los 30 minutos, y con Malcolm X, con quien debatió sobre racismo, solidaridad, y cuestiones filosóficas y políticas.
En el hotel Theresa, en medio de Harlem, almorzó Fidel con los trabajadores del inmueble y su propietario, mientras Eisenhower invitaba a las delegaciones latinoamericanas al hotel Waldorf Astoria para un festín.
La calurosa bienvenida a Fidel en Harlem se repitió en 1995, y ahora, el 26 de septiembre, a propósito de la celebración del aniversario 58 de la histórica presentación de Fidel en la Asamblea General, Díaz-Canel Bermúdez sostendrá un encuentro con amigos de Cuba en la Iglesia Riverside, de ese barrio amigo de Cuba, como parte de su agenda en Nueva York.
(Con información de ACN)
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