El ajetreo en esta ciudad y el resto de los municipios de la provincia no es inusitado, pero sí entusiasta. No hay guantanamera o guantanamero que no esté hablando de la estancia aquí del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Todos quisieran verlo, saludarlo y hablar con él. En Alto de Cotilla, la cima más elevada del Viaducto de la Farola, todos, al vernos «la facha» de periodistas, nos preguntaban «si iba a pasar por allí».
Uno de los empleados del centro gastronómico del lugar terciaba. «Hasta andan diciendo que estará en Baracoa dos días, pero les digo que no, que está en una provincia solo dos días, que yo veo el noticiero. También les explico que no puede ir a todos los lugares, pero algunos no escuchan. Eso sí, la verdad es que el hombre trabaja. Veo el noticiero, y yo lo sigo».
El mandatario cubano encabeza desde la víspera la visita de Gobierno a la provincia de Guantánamo, en la que también participan el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Salvador Valdés Mesa, vicepresidentes del Consejo de Ministros, ministros, viceministros y otros directivos.
El recorrido comenzó en la mañana de este miércoles por Baracoa, donde visitó centros de interés económico y social. Al final del periplo intercambió con pobladores del lugar, quienes se le acercaron para saludarle y expresarle su cariño y respeto.
Una señora «ya grande» le pidió además de un beso (todas lo hicieron) hacerse una foto. «Ya tengo una aquí con Fidel, y quiero una con usted», le dijo. Otra aprovechó la oportunidad. «Yo tengo una en el malecón de Baracoa con Raúl; y la suya no puede faltarme», exclamó para hacer cumplir su «reclamo».
Tampoco faltaron las quejas, como los problemas que algunos afrontan aún con la vivienda tras el paso del huracán Matthew, ciclón categoría cinco que destruyó en 2016 de forma parcial o total miles de viviendas en este y otros municipios de la provincia. Algunos se quejaron por los abastecimientos. Un exrecluso le planteó que fue excluido del centro de trabajo por esa condición, que llevó su caso al Tribunal y este se pronunció a su favor, pero la sentencia no se ha cumplido…
A todos escuchó atentamente el Presidente. Conversó. Pidió más detalles. Solicitó a las autoridades atender los casos.
Explicó cuánto se hace y cuánto falta, y la necesidad de que todos, en su puesto de trabajo, contribuyan a incrementar las producciones, las exportaciones, los ingresos de las localidades y de la nación. Para eso son estas visitas de Gobierno en composición del Consejo de Ministros, le señaló, para conocer los problemas, para destrabarlos, para viabilizar soluciones.
Una colega de la radio local subrayaba en su despacho para el noticiero de la emisora la paciencia e interés del estadista. «Escuchó. No mostró apuro. No interrumpió a nadie», decía.
Media hora más tarde, en el segundo municipio en que estuvo, ocurrió un intercambio parecido con los habitantes del consejo popular Punta de Maisí, y estos planteaban lo mismo: «qué educado»; «qué sensible»; «como nos oye».
A pesar de los problemas, en uno y otro lugar prevaleció el optimismo, la confianza, las gracias por la visita de Díaz-Canel y el agradecimiento a la Revolución, a Fidel y a Raúl.
El primer punto de la visita del Jefe de Estado a la Ciudad Primada fue la Procesadora de cacao de Baracoa.
Inaugurada en 1963 por el Comandante Ernesto Che Guevara, la instalación está sometida a un millonario proceso inversionista que la dotará de una tecnología de entre las mejores del mundo, y que le permitirá salir a competir en el mercado nacional e internacional «con todas las de la ley».
En el lugar y los otros que visitó en la jornada, el estadista estuvo acompañado por los ministros de Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, y de la Construcción, René Mesa Villafaña.
También participaron de los intercambios los viceministros primero de Transporte, Eduardo Rodríguez, y de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Antonio Carricarte, además de otros directivos, así como las principales autoridades de la provincia de Guantánamo.
La inversión permitirá procesar anualmente 3 000 toneladas de cacao. A la par podrán elaborarse aquí mil toneladas de tabletas y bombones de chocolate, 1 200 toneladas de cocoa, manteca de cacao y otras confituras. En resumen, se triplicará la producción que tenía hasta el momento y con altos estándares de calidad e inocuidad de los alimentos.
Díaz-Canel insistió en la necesidad de prestar toda la atención a las posibilidades de exportación, incluyendo los imprescindibles estudios de mercado, así como suplir las importaciones que actualmente se hacen de estos productos.
Reclamó que los productos del cacao que usan otras industrias, como la cosmética, y son traídos del exterior, sean remplazados por los de esta fábrica, siempre en igualdad de condiciones, o sea, que los surtidos que se elaboren en la instalación baracoesa sean tan competitivos como cualquier otro que se oferta en el mercado internacional. Hay que generar todos los encadenamientos productivos que se puedan, orientó.
El mandatario recorrió las obras de rehabilitación de los edificios de la entidad e intercambió con los trabajadores, preocupándose por las condiciones de la labor, los salarios y la vida cotidiana de estos hombres y mujeres.
El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros recorrió seguidamente varias obras constructivas encaminadas al bienestar de la población de Baracoa y las comunidades aledañas.
Estuvo en el puente sobre el río Toa, donde conoció la envergadura de la obra y observó su calidad, incluso conoció sobre el nuevo rostro que dará el puente a la fiesta tradicional de los lugareños conocida como Festival de los Balseros del Toa, una costumbre que el mandatario resaltó por su permanencia en el tiempo y la necesidad de que así continúe.
Díaz-Canel también se detuvo y leyó pausadamente la tarja que se colocó en el lugar: «Gratitud eterna a la patria de Bolívar, Chávez y Maduro por esta trascendental obra, monumento a la hermandad y solidaridad indestructible entre los pueblos de Cuba y Venezuela».
El mandatario cubano visitó además la planta de asfalto que se construyó en la zona de Maraví, prácticamente concluida y que elaborará 500 metros cúbicos del producto en jornadas de diez horas, y el cercano molino de piedra, con una capacidad para triturar 250 metros cúbicos de áridos en igual período de tiempo.
Las dos obras serán fundamentales en el mejoramiento de la infraestructura local, como la recuperación del vial Moa-Baracoa, calles de la ciudad y otros accesos, así como en la construcción de viviendas y obras económicas y sociales.
Han permitido, a la vez, la generación de puestos de trabajo, sobre todo para jóvenes de las cercanías de estos centros de producción, quienes han sido capacitados para ello.
Lo mismo ocurre con la planta desfibradora de coco, a la entrada de la ciudad de Baracoa desde Moa. El estadista conoció sobre el impacto de la factoría en la diversificación de este producto, y llamó a hacer más, «hasta el agua de coco tenemos que aprovecharla».
Tras el ilustrativo recorrido por los programas que se desarrollan, los proyectos que se abren, la voluntad de la gente, y a pesar de las muchas cosas que faltan, los lugareños que lo esperaron a la salida de la instalación para saludarlo, de seguro coincidieron con el mandatario cuando este les señaló, «Baracoa se está poniendo como nunca».
Durante el recorrido por el consejo popular Punta de Maisí para comprobar las tareas de recuperación tras el paso del huracán Matthew en octubre de 2016, Díaz-Canel visitó la comunidad de petrocasas, compartió con familiares en sus hogares y observó y preguntó sobre las condiciones de vida.
Se interesó por la recreación de los jóvenes. Visitó el centro recreativo-cultural y sugirió propiciar todas las posibilidades que ofrezcan quienes viven en la comunidad; es decir, buscar variantes, pues este es un lugar muy apartado y se necesitan también iniciativas propias.
Recorrió la secundaria multigrado Alfredo de Jesús Noa Díaz, donde indagó sobre el curso lectivo, el estudio de la historia y otros temas. Dos estudiantes, de forma espontánea, sacaron una guitarra y cantaron el tema Cabalgando con Fidel, a quienes Díaz-Canel, visiblemente emocionado, se sumó.
La gente de Punta de Maisí salió a las calles. «Gracias por el privilegio de estar aquí», decían unos. «Estamos muy agradecidos de lo que han hecho Cuba y Venezuela por nosotros», expresaban otros.
En la tarde de ayer, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros visitó en la ciudad de Guantánamo la fábrica de muebles de la localidad y la escuela pedagógica, donde intercambió con docentes, trabajadores y estudiantes de la FEEM.
(Con información de Juventud Rebelde)
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