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Museo de la Danza viaja en la memoria de la Prima Ballerina Assoluta

La historia del Ballet en Cuba es toda una mezcla de sus experiencias, con las de Fernando y Alberto Alonso. foto: Cubadebate

Aun consternados por la noticia llegaban a su centro de trabajo los especialistas, veladores y nómina en general del Museo de la Danza. Alicia Alonso ha muerto, pero el pesar ante su partida se convierte en compromiso, ante la noción de que su quehacer como conservadores y promotores de su legado, continúa.

La conmoción es visible en los rostros de quienes en más de una ocasión, conversaron con ella o la vieron pasear por la casona de Línea y G, en el Vedado, su casa, porque allí guardó para todos los cubanos y para el mundo, los objetos más preciados de una vida consagrada a la danza.

El vestuario que usara en el ballet Carmen en la década de 1980, diseñado por su madre Ernestina del Hoyo; el que creara para esta misma pieza el genial Salvador Fernández; y el de su debut profesional en Giselle en 1943, personaje con el que catapultó su nombre y el de Cuba hacia la cima del universo danzario, forman parte hoy del orgullo de esta institución.

Nosotros trabajamos con ella 20 años, no soy fundadora del museo pero desde sus primeros años estuve aquí, vinculada a un ser humano que transmitía una gran fuerza moral, muy trabajadora, refiere Aleida Beatriz Pellón Navarro, especialista del museo.

Su pérdida es irreparable, pero en estos momentos el mayor estímulo que podemos tener es el saber que su legado en el arte cubano es inmenso, uno de los más grandes dejados por un artista a una nación. Todo el movimiento danzario cubano tiene un referente en lo que creó Alicia foto: Getty Images

“Recuerdo que en 2005 durante una tormenta le sugerimos que se quedase en su casa, pero ella se sentó en las salas del museo del piso de arriba y estuvo con nosotros tres horas, hasta que vio que toda la colección del museo estaba a salvo.

“Vale decir que el 90 por ciento de las piezas que atesora el centro formaban parte de la colección privada de Alicia, la cual entregó como donación y que desde hace dos años fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, junto al Ballet Nacional de Cuba con todo lo que constituye su repertorio, más lo que se atesora en casa de la propia prima ballerina assoluta.

“Conservamos aquí también la Orden José Martí y el Título de Héroe Nacional del Trabajo de la República de Cuba, que le fuera entregado por el Comandante Fidel Castro.”

Evocando anécdotas miles de veces repetidas al frente de los recorridos guiados por la institución, recuerda Pellón Navarro cómo con apenas 10 años, cuando todavía la llamaban Hunga, porque por su color trigueño de piel parecía una húngara, elevaba la pierna más alto que cualquiera de las otras niñas de la clase en la Sociedad Pro Arte Musical, mostrando desde el inicio sus excelentes condiciones físicas para el ballet.

También ese traje, el de su debut en La Bella Durmiente del Bosque, a la edad de 10 años en 1931, se conserva en el museo en una sala dedicada completamente a la vida de esta grande de la danza mundial.

La historia del Ballet en Cuba es toda una mezcla de sus experiencias, con las de Fernando y Alberto Alonso, en una trilogía inseparable que fue artífice de la danza clásica en el país, creadora de un estilo propio basado también en el movimiento de la mujer y la virilidad del hombre cubanos, formador de la escuela cubana de ballet y de nuestra afamada compañía, considerada entre las seis más grandes del orbe, según la especialista.

“Nuestra colección abarca aproximadamente 15 mil piezas. Es un muestrario bien grande que esperamos pronto trasladar al Gran Teatro de La Habana (GTH) que lleva su nombre, una solución acordada por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural para que el museo pase para allá, en un área que ya tiene confeccionado su proyecto museológico y museográfico.

“Esperemos que para la celebración de su centenario ya estemos allí, con una nueva perspectiva en cuanto al trabajo museístico, pues esta instalación nos queda pequeña, y cuando podamos expandirnos a un espacio más abierto podremos aceptar donaciones para que verdaderamente sea un museo de la danza donde quepan todas sus manifestaciones.

“La sala que hoy dedicamos a ella estará ampliada en la nueva sede del museo en el GTH, y allí podremos exhibir el amplio fondo que tenemos en almacén, con proyectos de una sala interactiva y moderna, con el nuevo tipo de museología que funciona en la actualidad a nivel mundial.

Su pérdida es irreparable, pero en estos momentos el mayor estímulo que podemos tener es el saber que su legado en el arte cubano es inmenso, uno de los más grandes dejados por un artista a una nación. Todo el movimiento danzario cubano tiene un referente en lo que creó Alicia”.

Otros se suman a la charla. Asienten con la cabeza ante las palabras compromiso, legado, fuerza…

Marta Montalvo, veladora y Mirta Elizalde, especialista del Departamento de Documentación, expresan emocionadas que la Alonso conocía a todos los trabajadores del centro por sus voces, que siempre andaba por allí del brazo de su esposo Pedro Simón, director de la institución por muchos años, al tanto de cada exposición programada o actividad a la que fuera convocada.

Desde niña siempre la admiré y agradezco la posibilidad de trabajar aquí donde tuve varios contactos con ella que guardo con mucho cariño. Alicia venía mucho y nos reconocía a todos por la voz, la experiencia ha sido grandiosa y ahora que no está aumenta en nosotros el compromiso de preservar su legado y las ansias de volver a abrir el museo, dice Elizalde.

El centro cerró en 2017 cuando el huracán Irma azotó el occidente del país y afectó gravemente la estructura del inmueble. Debimos incorporarnos para la celebración del Festival de Ballet del pasado año al GTH, pero allá también hubo afectaciones que impidieron llevar la colección para evitar daños desde el punto de vista de la conservación, declara Pellón Navarro.

“Una vez resueltos todos los problemas, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural nos dirá cuando comenzar con el traslado de la sede del museo. Por ahora, estamos haciendo coordinaciones con el Ballet Nacional de Cuba porque los trabajadores de la institución queremos hacer una guardia de honor para darle el último adiós y pedirle allá, en la eternidad, una sola cosa, que siga danzando siempre”.

( Con información de Radio Enciclopedia )

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Etiquetas: Alicia AlonsoBallet Nacional de CubaCultura

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