Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
Desde 1901, este ha sido el quinto período enero-septiembre menos lluvioso. La sequía afecta actualmente el 70 por ciento del territorio nacional. En consecuencia, se prevé un aumento de la aridez, una disminución de las precipitaciones y menos capacidad para embalsar agua.
A pesar de la cercanía del huracán Joaquín por nuestras costas orientales, los acuíferos no mostraron una gran recuperación, y el balance de la evaporación y lo acumulado fue semejante. Granma, Guantánamo y Santiago de Cuba fueron de las beneficiadas ligeramente.
Esta realidad es expresión del deterioro que genera un proceso lento y gradual como la sequía, que a su vez es consecuencia de los efectos del cambio climático.
Entre las autoridades del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) que este jueves comparecieron en la Mesa Redonda para explicar los impactos de este fenómeno, estuvo el Doctor Jorge Mario García, quien se detuvo en los efectos negativos en la economía, los cuales algunos son más visibles y otros no pueden apreciarse tan directamente.
“Ha bajado la humedad de los suelos, han disminuido los caudales y los niveles de los embalses y de las aguas subterráneas. Nuestras capacidades físicas del agua no pueden satisfacer las demandas de consumo de hoy. Zaza, que es nuestro mayor embalse, está al 18 por ciento de su capacidad”, precisó.
La sequía y la lluvia, dijo, son eventos extremos diversos. “Y si en el caso del segundo tenemos una cultura de preparación, con la sequía la percepción de riesgo sigue siendo muy baja, cuando la prevención comienza, justamente, cuando tienes todas las disponibilidades cubiertas. Es ahí cuando tenemos que utilizar el máximo de eficiencia, como dice la política del agua”.
Los ribetes de lo que se está viviendo este año alcanzan notables proporciones. Atendiendo a la media histórica, septiembre cerró con un 20 por ciento menos del acumulado de lluvias. La Habana, Santiago de Cuba y Guantánamo son las provincias más afectadas.
“El período húmedo (mayo-septiembre), que es el más importante porque dependemos de las lluvias para disponer de este recurso renovable, ha sido el sexto de menores acumulados desde 1901. Llovió en agosto, pero no se saturaron los mantos subterráneos. Los embalses cerraron con el 42 por ciento de su capacidad total. Y de los cien más importantes, 68 se encuentran en estado normal y ocho en estado crítico”, puntualizó.
El índice de sequía que elabora el INRH está señalando que hay unos 131 municipios con sequía, 43 de forma moderada y 45 con sequía extrema. Los indicadores tienden a mostrar una sequía tan severa como la de 2004.
En opinión del Doctor Jorge Mario García, los cálculos avizoran que en 2100 vamos a disponer de menos agua por las precipitaciones, como impacto del cambio climático. “Hay que adaptarse a ese cambio e introducir modificaciones en nuestra manera de actuar para resolver este problema. Es factual, es una realidad y demanda una adaptación”.
La dirección de Acueducto y alcantarillado tiene bajo su responsabilidad, con el abasto de agua, a más de 2 475 asentamientos, con unos 7,9 millones de habitantes. Para ello disponen de unas 2 752 estaciones de bombeo, 2 759 instalaciones de tratamiento de agua y 73 potabilizadoras.
En las condiciones actuales, según explicó su principal directivo, el 14,7 por ciento del total de la población que abastecen se ha visto afectado. Santiago de Cuba ha sido el territorio que más ha sufrido el impacto en la distribución, además de Holguín, Las Tunas y Guantánamo.
A partir de los problemas presentados en unas 407 fuentes de abasto, se vieron obligados a emplear unos 557 carros cisternas como alternativa para la distribución del agua. Además, han perforado nuevos pozos y han instalado 136 equipos de bombeo.
Las principales medidas han estado en el mantenimiento, que ha podido crecer a partir del aumento del presupuesto del que disponen en un 61 por ciento. Sobre todo se han centrado en el tema salidero que, por el deterioro de las grandes conductoras, se reportan más de 600 diariamente.
Los trabajadores de esta dirección no tienen descanso entre lo que se reporta y lo que se puede ejecutar. De los más de 181 000 salideros que han solucionado, la mayoría estaban en las provincias de La Habana, Ciego de Ávila, Mayabeque y Sancti Spíritus, y en el municipio especial de la Isla e la Juventud.
Otra de las medidas que han adoptado es el programa de metraje. El ciento por ciento del sector estatal ya está sujeto a este sistema, mientras el 9,5 por ciento del sector residencial está metrado. Esto ha tenido un resultado positivo. En los lugares donde monitorean los consumos se ha disminuido considerablemente el derroche. El objetivo del Instituto es seguir avanzando en esta proyección.
En la otra arista en la que ha trabajado Acueducto y alcantarillado, es en la sectorización de los sistemas. Ya que la división de los sectores hidrométricos les permite ofrecer un servicio de mayor calidad. Igualmente exhortan al pueblo a que denuncie o reporte, por los teléfonos que tienen establecido para ello, cualquier dificultad e irregularidad.
La presidenta del INRH, la ingeniera Inés María Chapman, comentó que lo puesto en práctica por la institución responde a las líneas estratégicas trazadas en la política nacional del agua aprobada en 2012, la cual incluye unos 11 programas y 22 principios de actuación. Además, se enfoca al uso eficiente de la infraestructura, al uso racional y productivo del agua, y a la garantía de calidad de la misma.
Aludió a que hoy son visibles las consecuencias, los impactos en la población y en la economía del país de la sequía. “En años anteriores, a partir del diagnóstico que se realizó de todas las dificultades, se ejecutaron diversas inversiones que hoy se están aprovechando para paliar el problema”.
Entre las medidas inmediatas, mencionó, el sistema de abasto por pipas y el empleo de potabilizadoras del agua del mar. No obstante, “hay que seguir impulsando el uso de riegos eficiente y hay que transformar la matriz del agua”.
Como parte de lo hecho, recordó diversos trasvases. “En las provincias orientales se construyó la primera parte del trasvase Nipe-Gibara y el Colorado-Naranjo, en Holguín. También está el Cauto-Guirabo y el Mogote-Santiago de Cuba. Y acá en el occidente tenemos el trasvase Jaruco-Coca, en Mayabeque, entre otros”.
El Estado, añadió, ha hecho ingentes esfuerzos para que este vital líquido llegue a todos, pero para ello los grandes consumidores no pueden ser grandes derrochadores. “Como parte de la política del agua, se perfeccionará el control y se sistematizará lo que estamos haciendo”.
Consideró que hay que tener una cultura de uso racional del agua para evitar los daños en la sociedad, la economía y el medio ambiente.
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