Jennifer Bello, En persona (+ Fotos y Video)

Fotos: Roberto Garaicoa

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

La Asamblea Nacional del Poder Popular, en su último período de sesiones en 2015, eligió a la matancera de 23 años, Jennifer Bello Martínez, actual presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), como nueva miembro del Consejo de Estado.

Para seleccionar a esta joven, la Comisión Nacional de Candidatura consideró, dentro de la amplia cantera, a jóvenes destacados en organizaciones estudiantiles y decidió elegirla, debido a sus numerosos méritos académicos y experiencia como dirigente en la FEU, la Federación Estudiantil de Enseñanza Media (FEEM) y la Organización Pioneril José Martí (OPJM).

Jennifer fue presidenta provincial de la FEEM y en el período 2009-2010 resultó electa para dirigir esa organización a nivel nacional. Además, forma parte del Comité Nacional la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) desde su X Congreso.

Ingresó de manera voluntaria en el servicio militar en la brigada de la frontera en la Base Naval de Guantánamo, y desde los 21 años es diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular.

En el día de su 24 cumpleaños llegó, En persona, a uno de los espacios de la Mesa Redonda, que en todas sus emisiones había reservado asiento para figuras con una obra amplia de entrega a la historia de la Revolución, pero que en esta ocasión hizo la excepción con la más joven miembro del Consejo de Estado.

Jennifer, quien actualmente estudia Psicología y Pedagogía en el Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello y en enero de 2015 pasó a integrar las filas del Partido Comunista de Cuba, confesó que en el momento en el que el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros hizo referencia a su candidatura a ella se le pusieron los cachetes colorados y los ojos sollozos, como resultado de una emoción concentrada que era inevitable mostrar.

Sobre este especial momento de su vida, añadió que fue muy estremecedor escuchar a Raúl hablar con determinación del sector juvenil, con ideas que siguen demostrando la misma confianza “que siempre se ha depositado en nosotros. Por ello esta decisión significa una gran carga de responsabilidad y compromiso”.

Ahondó en que “es Jennifer la que ocupa ese escaño como ejemplo de la confianza que se tiene en la juventud cubana”.

La decisión también se conectó con sus fibras más sensibles. “Cuando se dijo en la Asamblea me vinieron muchos recuerdos de mi familia, y particularmente de mi abuela, quien ya no está y hubiera disfrutado mucho ese momento de su nieta. Mi abuela Rosario, al igual que mi familia, participó en mi formación como niña, adolescente y como joven. Ella me hacía los comunicados que yo leía en la escuela y corría conmigo para las clases de teatro porque de niña yo quería ser actriz”.

Ella, dijo, se sintió muy orgullosa cuando decidí optar por la carrera de magisterio, porque esa fue también su formación profesional. “Y fue parte esencial en mi formación al calor del fervor revolucionario”.

Arleen Rodríguez Derived, la coordinadora general de este espacio y su moderadora, se detuvo en el detalle de que los padres de Jennifer la concibieron en los años más difíciles y de resistencia de la Cuba de los 90, a lo que la joven añadió que “represento, junto a otros muchos jóvenes, ese momento difícil del país que fue el período especial. Y sí, nos hemos desarrollado en un contexto de resistencia, como cada vez que existe una transformación formamos parte de ese proceso”.

A su familia la describió como  “una común, como la familia media cubana. Mi mamá es graduada de Contabilidad. Dicen que me parezco a ella, aunque mami insiste en que hay algunos rasgos en que no. Mi papá era el que me ayudaba con las ciencias, porque es ingeniero termoenergético. Mami, en tanto, se concentraba en el español, porque lo domina bien, y dicen que de ella saqué la locuacidad”.

Sobre su decisión de ser maestra, destacó que detrás de ello hay una historia compleja. “Tenía deseos de ser actriz. Ese fue siempre mi sueño. De hecho, participaba en grupos de teatro en Matanzas. Pero como luego fui presidenta de la FEEM y uno de los retos de mi generación era la captación hacia carreras pedagógicas y la necesidad de que las jóvenes se insertaran en el servicio militar femenino, me pareció que era un asunto de moral optar por el magisterio. Si iba por todas las provincias reuniéndome con los muchachos y hablaba de la necesidad de formar maestros, era incoherente que yo no diera el paso al frente”.

Entre sus vivencias como representante del pueblo, antes de ser diputada a la Asamblea Nacional, mencionó que fue elegida delegada de circunscripción en las elecciones generales de 2013, lo cual fue un duro desafío porque esa responsabilidad coincidió con el año del Congreso de la FEU, y “entonces era la presidenta en mi universidad”.

Sostuvo que aunque estuvo un tiempo muy pequeño en esa función, “porque vine a formar parte del secretariado de la FEU nacional, tuve que empaparme de la manera en que se organiza ese trabajo en la base. Fue, además, una experiencia bastante fuerte que me permitió acercarme a las problemáticas de la sociedad. Y aunque no tengamos todas las soluciones, hay que estar atentos a las problemáticas”.

Sobre la nueva función que se le ha legado, argumentó que como mismo dijo Raúl que esta decisión constituía un reconocimiento a los jóvenes combatientes, estudiantes… que ella representa, “sería una fiel heredera de esa confianza depositada”.