Ataques aéreos en Libia minuciosamente preparados, los daños colaterales son calculados
Dos cazas F-16 de la OTAN volando sobre Trípoli ubican una batería de misiles en un barrio residencial de la capital libia y piden autorización para lanzar dos bombas de 250 kilos.
A unos 30.000 pies (10.000 metros) de altura y sobre las costas libias, un avión de vigilancia AWACS equipado con una batería de radares ultrasofisticados recibe la demanda y la transmite inmediatamente a un equipo de analistas y consejeros jurídicos reunidos en un centro de control en el centro de Italia.
Estos deben determinar si el ataque podría provocar víctimas civiles. Una hora después los pilotos reciben la autorización.
“Misiles lanzados, impacto en 30 segundos”, anuncia poco después el piloto del F-16 a través de una frecuencia radial secreta.
Al cabo de otros treinta segundos, un avión teleguiado estadounidense (drone) que filma la zona confirma que los proyectiles dieron en el blanco.
Esta operación, que se llevaba a cabo en la noche del sábado al domingo tuvo lugar en presencia de un grupo de periodistas invitados a bordo del avión AWACS.
Se trata de mostrar al público la gestión de las operaciones de los aviones de la OTAN y el proceso de decisión para cada uno de los más de 2.500 ataques aéreos efectuados desde hace cuatro meses. Han muerto cerca de mil personas: una muerte, aparentemente, calculada.
Hace un mes, la Alianza debió reconocer dos errores en menos de veinticuatro horas, con un bombardeo que mató a varios civiles en Trípoli y otro contra las fuerzas rebeldes.A éstas fechas, han bombardeado un parque de juegos infantil, la universidad y un centro religioso en el que se encontraban 11 líderes espirituales. ¡Destacada inteligencia la de las máquinas de matar de la OTAN!.
(Con información de Patria Grande / Agencias)
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