FMI predice una nueva Gran Depresión
Los expertos comparten la opinión de la presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, que vaticina una posible repetición de la Gran Depresión.
No obstante, también opinan que el aviso por parte del FMI podría ser una reacción a la negativa de algunos Estados de prestar ayuda financiera a los países que han quedado más afectados por la crisis de la deuda pública.
La Gran Depresión, la espada de Damocles de nuestro tiempo
“El mundo está al borde de una Gran Depresión como la de los años 30”, anunció recientemente la presidenta del Fondo Monetario Internacional. “Las perspectivas de crecimiento de la economía mundial no son demasiado prometedoras en estos momentos, sino más bien lúgubres. La situación se asemeja a la de los años 30, pero no queremos las consecuencias de entonces”, cita las palabras de la alta ejecutiva el diario The Guardian.
Es la primera vez que una figura de este nivel explica la gravedad de los problemas económicos existentes. Hasta el momento los economistas y los analistas especializados en inversiones sólo han hablado de recesión global y con mucha cautela.
Notas de los bancos están bajando
La caída de las calificaciones de los principales bancos, independientemente de su ubicación geográfica, confirma que la situación es alarmante. Así, el pasado 16 de diciembre, la agencia de calificación Fitch bajó entre uno y dos puntos la calificación a largo plazo de los seis bancos más importantes del mundo.
De A+ a A bajaron la calificación crediticia de los bancos estadounidenses Bank of America y Goldman Sachs; de AA- a A, la del banco británico Barclays, el alemán Deutsche Bank y el suizo Credit Suisse. El banco francés BNP Paribas tiene en la actualidad la nota A+ en vez de la anterior AA-. La razón de la revisión de las calificaciones de los bancos radica en el aumento de los riesgos de los mercados financieros.
La semana pasada, la agencia calificadora Moody´s bajó la calificación de los tres bancos más importantes de Francia, Credit Agricole, BNP Paribas y Societe General. “La liquidez y las condiciones de financiamiento han empeorado considerablemente”, indicaba el comunicado de la entidad relativo a la evaluación de cada banco. Según expertos de la agencia, la situación sigue empeorando.
Las calificaciones crediticias de los países también están bajando: Moody´s y Standard & Poor’s ya han puesto en cuestión hasta qué punto estaba justificada la aplicación del nivel AAA a Francia, hecho que obligó al Gobierno francés a revisar su política presupuestaria para los próximos años y anunciar en noviembre un nuevo plan de recortes.
En realidad, todos los países miembros de la Unión Europea corren el riesgo de ver revisadas sus calificaciones. A principios de diciembre, la agencia S&P sometió a revisión “con pronóstico desfavorable” el índice AAA (el más alto) del que actualmente goza la UE. Es decir, la probabilidad de una caída de la posición de la UE en los próximos 90 días equivale a un 50%.
Unir los esfuerzos para salvarse
Christine Lagarde insiste en que no se podrá encontrar una salida de la crisis económica global salvo en el caso de que todos los países limen sus discrepancias y realicen un esfuerzo para arreglar la situación actual.
“En el mundo no existen economías que queden a salvo de la crisis; crisis que, lejos de reducir su intensidad, la está aumentando”, manifestó la presidenta del FMI. “No es la crisis que pueda ser arreglada por un grupo de países en solitario”, declara Lagarde.
Los líderes de los países azotados por la crisis ya están buscando fondos dentro de la UE, introduciendo disciplina financiera más rigurosa y acudiendo a los inversores extranjeros, tarea nada fácil, dado que China ya se ha negado a colaborar. El Reino Unido también respondió con una negativa a la solicitud de ayuda a los países con dificultades financieras.
“La negativa de algunos Estados de prestar asistencia a los países más azotados por la crisis parece ser la verdadera razón de las declaraciones de Christine Lagarde”, señaló a RIA Novosti el experto en Macroeconomía, Sergei Karijalin.
“Todo parece indicar que la presidenta del FMI está dramatizando. Por lo visto, le gustaría que la entidad desempeñara un papel más importante en la solución de los problemas actuales”. Según el experto, la declaración de Christine Lagarde se debe a que en la última Cumbre de la UE, los líderes europeos acordaron concederle al FMI 200.000 millones de euros a condición de que otros países también prestaran ayuda financiera.
Sin embargo, no se consiguió llegar a una fórmula de compromiso. Es por ello por qué la presidenta del FMI insiste en que todos los países hayan de colaborar en la salvación de los Estados con dificultades económicas, asignando recursos a favor del FMI. De lo contrario, no funcionará el mecanismo de prestación de ayuda a través del Fondo Monetario Internacional, lo cual podría acarrear unas consecuencias todavía más nefastas para la economía mundial.
Sergei Karijalin no comparte la opinión de Christine Lagarde sobre la inminente Gran Depresión. “Sin lugar a dudas, existen riesgos de recesión en Europa. De acuerdo con los pronósticos oficiales, el crecimiento de las economías comunitarias no superará el 1% del PIB (producto interior bruto) o, posiblemente, ni siquiera habrá crecimiento. Sin embargo, se pronostica que la economía de Estados Unidos y las de los miembros del BRIC (Brasil, Rusia, la India, China) registren un crecimiento anual del PIB. Es verdad que el ritmo de crecimiento de las economías emergentes dependerá de lo intensa que sea la recesión en los países europeos, porque está condicionado por la demanda por parte de los países desarrollados”, indicó Sergei Karijalin.
Rusia depende de la economía mundial
No obstante, si Christine Lagarde está en lo cierto y el mundo llega a sumirse en la Gran Depresión, los habitantes de Rusia no tardarán en verse afectados. “Rusia depende completamente de la economía mundial”, explica el director del Departamento de análisis económico de la consultora financiera FBK, Igor Nikolaev.
“La relación causa-efecto es muy simple: la recesión de la economía mundial, la reducción de la demanda de petróleo y la caída de precios llevarán inevitablemente al equilibrio presupuestario y, lo que es más importante, a la reducción de los flujos de inversiones. En períodos de crisis, los inversores suelen ponerse a la espera, los volúmenes de la producción se reducen, los salarios bajan y el desempleo crece”, prosigue el experto.
Además, Rusia está entrando en el nuevo ciclo de la crisis en unas condiciones más precarias que en 2008.
“Aunque tengamos más experiencia en la lucha contra la crisis, las reservas nacionales de oro y divisas son más reducidas, y la dependencia de los precios del petróleo, más alta”, señaló en entrevista a RIA Novosti el ex ministro de Finanzas de Rusia, Alexei Kudrin.
“Si el Estado concediera el papel prioritario al fomento de la demanda interna, se podrían paliar los problemas a los que se enfrentará la población. La demanda está bajando, y la crisis que atraviesan otros países, hace caer la demanda externa. Se puede fomentar la demanda interna, escogiendo de manera adecuada las prioridades presupuestarias. Sin embargo, en el presupuesto federal para el año que viene se prevé aumentar los gastos en la defensa y reducir los destinados a la economía nacional”, concluye Igor Nikolaev.
(Con información de RIA NOVOSTI)
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