EE.UU. asesorará a India para que recorte compras de petróleo iraní

EE.UU. asesorará a India para que recorte compras de petróleo iraní Estados Unidos enviará a la India expertos en energía para ayudarla a prescindir del petróleo iraní, una decisión inspirada más en su deseo de estrangular al Estado persa que en cooperar con la nación surasiática.

El anuncio fue hecho por la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, poco antes de concluir una visita de tres días a la nación surasiática, en una entrevista a la CNN difundida este miércoles aquí.

“Estamos trabajando con ellos (con los indios) para ayudarlos en todo lo que podamos en materia de asistencia técnica. La próxima semana mi coordinador de Energía, el embajador Carlos Pascual, estará aquí en la India con un equipo de expertos”, comunicó.

Admitió que “esto será muy difícil para la India” (reducir las compras de crudo a Irán), como también lo ha sido para algunos países europeos y Japón, por lo que Estados Unidos -dijo- “ha trabajado con ellos y les ha ofrecido sugerencias acerca de fuentes alternativas de suministro a precios asequibles”.

La secretaria norteamericana de Estado celebró que la India esté reduciendo su dependencia del petróleo iraní y que sus refinerías dejaran de emitir nuevas órdenes de compra -algo que no es exactamente así, como se verá más adelante- y anticipó nuevas consultas sobre el tema con las autoridades locales.

Interrogada sobre si las exigencias a otras naciones para que se plieguen a la política de Washington hacia Teherán no las coloca en una “situación difícil”, Clinton reconoció que sí.

“Pero queremos mantener la presión de las sanciones y nuestros amigos, los países con que tenemos grandes áreas de coincidencia, deben tomar algunas decisiones difíciles”, planteó.

India comparte exactamente nuestro objetivo, impedir que Irán se convierta en una nación con armas nucleares. Toda esta diplomacia de alto riesgo en que estamos inmersos es un ejercicio de cálculo, sentenció.

UNA GIRA CON IRÁN EN LA MIRILLA

Procedente de la vecina Bangladesh, segunda escala de una gira que antes la llevó a China, Clinton entró en la India el domingo 6 por la ciudad de Kolkata, capital del estado de Bengala Occidental, y no dejó pasar mucho tiempo antes de tocar el bendito tema.

Reconoció, sí, la postura india en diversos asuntos de relieve mundial, pero acotó que uno de sus deberes pendientes es limitar las compras de crudo a Irán en tanto “hay otros suministradores capaces de cubrir sus necesidades energéticas”, como Irak o Arabia Saudita.

Tras machacar sobre la necesidad de presionar a Teherán para que revise su política nuclear -a la que Occidente atribuye fines militares-, aseguró que la posición de países como la India es clave para conseguir aquel objetivo.

“Pensamos que ese es parte del papel de la India como miembro de la comunidad internacional”, subrayó.

El lunes desembarcó con el mismo asunto en Nueva Delhi, donde se entrevistó con el primer ministro Manmohan Singh y con la influyente Sonia Gandhi, presidenta del gobernante Partido del Congreso.

Al día siguiente fue el turno del canciller S. M. Krishna, con quien sincronizó la agenda de la tercera ronda del diálogo estratégico entre ambos países, pactado para el próximo 13 de junio en Washington.

Una lectura entre líneas de las declaraciones de ambos en una conclusiva conferencia de prensa conjunta revela que la “sincronía” fue muy relativa respecto a Irán aun cuando Clinton matizó las diferencias.

Así, apuntó que la India “es un socio fuerte para instar a Irán a cumplir con sus obligaciones internacionales” y “comparte el mismo objetivo de impedir que Irán adquiera armas nucleares”.

Por enésima vez, planteó la necesidad de mantener y aún aumentar las sanciones al Estado persa.

“Irán no estará en la mesa de negociaciones a menos que haya una presión constante de las sanciones internacionales. Y la presión debe mantenerse si queremos ver avances hacia una solución pacífica”, advirtió.

Krishna convino en que ese era el objetivo, pero acotó que cualquiera fuera el método, debía basarse en la doble circunstancia de que Teherán tiene derechos como miembro del Tratado de No Proliferación Nuclear y también sus obligaciones como Estado no poseedor de armas nucleares.

Respecto a las sanciones, reiteró que la India observa “con rigor” las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a ese respecto. Por omisión, dio a entender que la nación surasiática seguirá sin plegarse a las medidas unilaterales propuestas por Estados Unidos y la Unión Europea.

Nuestra posición -subrayó- ha sido clara y se mantuvo constante (durante las conversaciones con Clinton).

Krishna explicó que en los últimos tiempos las compras nacionales de petróleo crecieron a un promedio de 10 millones de toneladas anuales e hicieron de Irán “un país clave para satisfacer nuestras necesidades energéticas”.

Admitió que en el último año la India disminuyó las importaciones de crudo iraní, pero despojó ese acto de cualquier connotación política al aclarar que se trata de una decisión de las refinerías nacionales “sobre la base de consideraciones comerciales, financieras y técnicas”.

Clinton, de cualquier modo, apuntó que Washington acogía “con satisfacción” la reducción de las compras indias de petróleo a la nación persa y expresó su esperanza en que seguirá avanzando en ese camino.

EL HOMBRE QUE MOSTRARÁ EL CAMINO A LA INDIA

El equipo de expertos en energía que enviará Estados Unidos a la India para ayudarla quiera o no a recortar sus importaciones de crudo iraní estará encabezado por Carlos Pascual, nacido en Cuba, pero emigrado con sus padres a Estados Unidos cuando tenía tres años. En el 2005, cuando Pascual fue nombrado director de estudios de Política Exterior en Brookings Institution, un centro de investigación avanzada de Washington, el presidente de la entidad, Strobe Talbott, dijo que era “uno de los más notables diplomáticos de carrera de su generación” y que por décadas había atendido “algunos de los más importantes desafíos que enfrentan los Estados Unidos y la comunidad internacional”.

Las compras indias de petróleo iraní es sin dudas uno de esos desafíos.

El último destino de Pascual antes de ser coordinador de Energía de la Secretaría de Estado fue México, donde durante año y medio fungió como embajador. Si fue por tan poco tiempo, la culpa la tiene WikiLeaks.

A inicios de marzo del año pasado, durante un visita oficial a Washington, el presidente mexicano Felipe Calderón criticó el desempeño del diplomático y dijo que sería “muy difícil” seguir trabajando con él, debido a la “pérdida de confianza” generada por las revelaciones de WikiLeaks.

Los cables del indiscreto medio hicieron saber a medio mundo que, según Pascual, el Ejército mexicano había demostrado tenerle “aversión al riesgo” (fórmula diplomática para no decir una cosa peor) cuando se enfrentaba a los cárteles del narcotráfico.

Lógicamente, el presidente Calderón y el alto mando de la Fuerzas Armadas mexicanas entendieron la frase en su justo sentido.

Expertos locales en temas de seguridad, empero, aseguraron que el embajador también caía “gordo” debido a los escándalos desatados por el operativo “Fast and Furious” (contra el trasiego de armas) y los vuelos de aviones espía estadounidenses sobre territorio mexicano para combatir el narcotráfico.

Y no faltó quien comentara que otra de las cosas de Pascual que irritaban a Calderón era su “exagerado protagonismo”.

Sobre el desempeño en general del embajador, un reputado profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana dijo que “cuando se violan reglas diplomáticas no escritas y hay protagonismo, intervencionismo claro, y relación con la oposición política, eso en términos diplomáticos es inaceptable”.

En el 2005, al hacer el elogio de Pascual, Talbott aseguró que “su experiencia es tanto ejecutiva como en el terreno, en materia de reformas económicas y políticas en países en transición, en combate al terrorismo y la proliferación de armas, y en tratar con fuentes de inestabilidad”.

“Como experto, también se ha concentrado en la estabilización de escenarios de post-conflicto”, añadió el presidente de la Brookings Institution.

Habrá que ver en cuál de esos esquemas, como parte de una diplomacia de alto riesgo que ciertamente es un ejercicio de cálculo, encuadra Pascual a las compras de petróleo iraní por parte de la India.

(Con información de Prensa Latina)

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