Afganistán e Iraq: dos guerras fallidas (+ Video)
Por Juana Carrasco Martín, especial para la Mesa Redonda
Las noticias diarias hablan de bombardeos estadounidenses o de los aliados de la OTAN sobre campesinos indefensos o sobre bodas, de atentados con bombas, de ataques talibanes a camiones-cisternas petroleros con abastecimiento para las fuerzas ocupantes. La meta que se propuso el Occidente interventor de imponer una democracia a su estilo en países orientales, de mayoría musulmana, con otras culturas, tradiciones e idiosincrasia no logran alcanzarla.
¿Qué sucederá cuando se retiren esos soldados de la alianza que encabeza Estados Unidos de Afganistán y de Irak?
El análisis se hizo en la Mesa Redonda de la Televisión Cubana, donde participaron los periodistas Leonel Nodal, Moisés Saab y Elisa Ramírez, conducida por Oliver Zamora en la que se dijo que la paz que supuestamente pretendían les cuesta demasiado caro, la estrategia no funciona y crece la resistencia a las tropas extranjeras.
Remontados a los orígenes de ambos conflictos bélicos, ya son una decena de años o más los que desangran a esos pueblos y han destruido la infraestructura de ambos países.
En Afganistán, la guerra comenzó inmediatamente después del derribo de las Torres Gemelas de Nueva York, con el pretexto de que el ataque provenía de Al Qaeda y la organización terrorista que había organizado la CIA tenía su refugio en Afganistán.
Cuando la guerra contra el terrorismo relevó a la guerra contra el comunismo, encontraron también justificación en las armas de destrucción masiva que supuestamente poseía Saddam Hussein y que nunca aparecieron, para iniciar la intervención en Irak, donde enarbolaron también como justificación el pretexto humanitario de librar al pueblo iraquí de un régimen tiránico, y la aprobación que obtuvo de sus aliados, le dio carta blanca para intervenir en cualquier lugar donde ellos consideran que deben establecer la democracia.
Con su presencia en esos escenarios bélicos, Estados Unidos buscaba objetivos estratégicos en la región, donde desde el triunfo de la Revolución Islámica en Irán, ya habían comenzado a desplegar sus fuerzas de reacción rápida y a crear un escudo de bases militares. Estados Unidos emergió con todo el apetito imperial.
Sin embargo, pretender imponer en un país oriental una democracia al estilo occidental es un contrasentido, mucho más en Afganistán, un país que nunca ha podido ser conquistado, ni dominado, y donde existen diversas etnias, algunas con contradicciones entre sí, como ejemplo: Estados Unidos impuso un presidente, Hamid Karzai, que es pashtun, y un vicepresidente que es tashiko, y eran etnias en conflicto. De esa forma es casi imposible llevar al país a un sendero razonable, se dijo en la Mesa Redonda.
De Afganistán, país con situación geográfica estratégica por ser encrucijada entre Rusia y China y otros países emergentes de la región, que tiene enormes riquezas minerales, prácticamente vírgenes, donde además florece la amapola de la droga, deben retirarse las tropas estadounidenses en el año 2014, pero está condicionada porque en realidad van a permanecer tropas para entrenar a las fuerzas afganas, integrada por las diversas etnias del país y por tanto con esas contradicciones en su seno.
La intervención occidental complico más la situación, se azuzaran las contradicciones internas en ese estado fallido y Estados Unidos intenta poner a su favor ese estado de inestabilidad.
Semejante ha sido la situación en Irak, donde antes de la invasión y ocupación de las fuerzas estadounidenses y sus aliados no se percibía un estado de enfrentamiento confesional, ni entre las diferentes escuelas de pensamiento musulmán, pero tras la ocupación se ha llegado a una etapa de crispamiento y de tensiones que se manifiestan en la violencia que reina en un país que, incluso, hasta se habló de crear sultanatos en el norte, centro y sur.
Realmente, en términos militares, en ambos conflictos bélicos, Estados Unidos ha sufrido sendos fiascos, y entre este rosario de secuelas habría que destacar que en Afganistán la situación de pobreza y pobreza extrema es evidente, y los miles de millones de ayuda para el desarrollo no parece que permitirán salir de esa situación social, cuando se propicia la corrupción y la compra y venta de armas.
En Irak, aunque el petróleo fluye a niveles de producción iguales a los que disfrutaba antes de la invasión y ocupación, la ruina de la infraestructura provocada por la cruenta guerra no acaba de ser resuelta, porque también la corrupción hace mella.
Afganistán e Irak son dos estados mediatizados, repúblicas fallidas con enormes problemas internos, a pesar de que ambos son profundamente ricos.
El sociólogo norteamericano Enmanuel Walleistein, en entrevista telefónica para la Mesa Redonda aseveró que la OTAN y Estados Unidos han perdido la guerra en Afganistán, su problema es salir con los daños mínimos para su reputación, para su influencia mundial, porque ya las poblaciones de los países europeos y los norteamericanos no aprecian más que sea la guerra de todos, prefieren infinitamente que sus fuerzas armadas salgan de Afganistán.
Por otra parte, al pueblo norteamericano se le carga las multimillonarias sumas dedicadas a las guerras, así que cuando se hable de beneficiarios de estos conflictos solo podrá hablarse del complejo militar-industrial, y como gran favorecido Israel, pues logró que del escenario mesoriental saliera Irak debilitado extraordinariamente, y este era uno de los países que representaban un obstáculo para el sueño del sionismo del Gran Israel en la región.
Sin embargo, la paradoja es que Irán también se ve favorecido porque ha establecido relaciones con el gobierno de mayoría chiita de Irak, con quien ha establecido relaciones, y cuando Irak ha recuperado su producción petrolera se pueden burlar las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán. Resulta que —dijeron los panelistas— Irak es una frontera mucho más segura para Irán de lo que fue antes de la invasión.
Irán sacó dividendos de la agresividad contra su país porque a causa de las constantes sanciones impuestas por Estados Unidos y otros, se ha visto compelido a desarrollar su potencial, al punto de que este programa de desarrollo nuclear que sus autoridades aseguran tiene fines pacíficos, se ha llevado a cabo con personal y recursos iranías, además de que posee una importante industria automovilística y en otros rubros.
Las pretensiones estratégicas de Estados Unidos en la región pensaban completarla con el caso de Siria, pero cuando está en ciernes una cuarta invasión al mundo árabe porque quisieran entrar en ese país, la postura de Rusia y de China lo han impedido.
“Bueno lo bueno pero no lo demasiado”, así me decía mi madre cuando quería advertir a alguien se le estaba iendo la mano en el tratamiento de un tema. Eso fue, precisamente, lo que sucedió en la Mesa Redonda transmitida ayer lunes 16 de julio, cuando uno de los profesionales invitados, el periodista Moisés Saab, dijo que las mujeres en el Islam “gozaban de un grupo de privilegios”, como si los derechos de esos pudiesen ser considerados prebendas.
Desconozco el significado que tiene para este colega el verbo “gozar”, pero es harto discutible su intención de desconstruir algunos de los estereotipos más comúnmente asociados al Islam, tratando para ello tan superficialmente la realidad de las mujeres en aquellos países.
Moisés Saab se mostró como lo que es: un amplio conocedor de la cultura islámica en aquellos sitios, experiencia relacionada con el hecho de haber trabajado varios años (supongo) en esa zona geográfica. Sin embargo, su visión sobre las mujeres dentro del Islam le hace desconocer las reales condiciones de inequidad y subordinación que viven ellas, más allá de que Occidente pretenda democratizar a su estilo culturas que nada tienen que ver con las nuestras y que tienen otros preceptos.
Para atacar al Occidente que hoy está presidido por el imperialismo interventor y homogenizante, no se necesita tomar a las mujeres como terreno de disputa, mucho menos si su discurso iba a invisibilizar todo lo que viven ellas, situación con lo cual muchas musulmanas son críticas.
Moisés Saab tiene que saber que el uso del hiyab, como el mismo dice, tiene una justificación cultural… pero le recuerdo que la ablación del clítoris también la tiene, y esta es una práctica rechazada mundialmente por lo que supone para integridad de la mujer. En ambos casos, tanto el uso del velo como la ablación, se trata de la mutilación del cuerpo femenino, ya sea a nivel simbólico a físico, más allá del respeto que pueda yo sentir por las decisiones personales de cada una de estas mujeres, en relación a preservar sus identidades culturales.
Trivializar la situación de las mujeres es un argumento muy socorrido dentro del patriarcado. El parlamento de este periodista es una evidencia de ello. Yo interpreto sus palabras de este modo: ¡De qué se queja occidente, y las propias mujeres islámicas, si ya tienen demasiado!
Moisés, algunas de ellas quisieran tener mucho más. Le convido a ver un documental presentado en una de las emisiones de Cine Pobre (cuando era organizado por la familia Benvenuto-Solas) que aborda el sufrimiento de mujeres musulmanas ante la poligamia, legalmente prescrita de sus maridos, quienes un buen día llegan a casa con otro matrimonio y hacen convivir juntas a varias esposas y sus descendientes. Para ellas eso no es privilegio, tampoco para sus hijas e hijos, y la visión de Occidente, estoy segura, nada tiene que ver con eso.
Ojalá la mesa redonda que propuso Saab sobre el tema de la mujer en el Islam se realice así podríamos aprender más los dos: Ud. y yo.
Decir que USA perdio las dos guerras, para mi no esta claro si tan solo se pregunta uno ¿que o quien es USA ?. Cualquiera que halla leido el libro “Escandalos del Pentagono ” puede hacerse una idea de lo que quiero decir. Al final de cada episodioellos hacen lo que quieren y no falta la hipocresia y el miedo entre las organizaciones mundiales que pudieran hacer olgo al respecto.