Decenas de muertos, heridos, hospitales y medios de transporte destruidos es el saldo de más de 18 meses de violencia en Siria que también hoy afecta al sector de la salud.

Desde que comenzó la violencia impuesta al país desde el exterior, 38 hospitales, 156 centros de salud, 272 ambulancias fueron destruidos, e incluso en un canal de Internet se pudo apreciar esta semana la alegría mostrada en un video de grupos mercenarios y opositores sirios al volar un hospital en al-Qsaier.

Ciertamente, como decían sus protagonistas, que ocupan posiciones en esa localidad al suroeste de Homs, a menos de 150 kilómetros de Damasco, ÂíDios es grande!, para justificar estas acciones.

La violencia contra el sector de la salubridad causó 42 muertos, 52 heridos y 13 secuestrados.

La víspera durante una reunión con una delegación de la Cruz Roja internacional, el ministro de Salud, Saad al-Naef, señaló que en los últimos tres meses murieron unos 20 médicos, enfermeras y técnicos mientras desempeñaban sus deberes humanitarios, asimismo 10 quedaron heridos y otros siete se mantienen secuestrados.

Las bandas armadas atacaron a 14 hospitales y 72 centros de salud, y robaron y destruyeron 73 ambulancias. A lo anterior se suma el hurto de medicamentos y accesorios médicos por parte de los insurgentes.

Pese a todas estas adversidades, el Gobierno mantiene la atención a la población y, según al-Naef, los servicios ambulatorios en los hospitales nacionales están disponibles para todos los ciudadanos sirios.

Aclaró que la tarea del personal médico es diagnosticar el estado de salud de los pacientes y ofrecerles un tratamiento inmediato.

El Ministerio de Salud lanzó el proyecto de clínicas móviles en las diversas áreas de las provincias, para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, dijo el ministro durante un encuentro con el presidente del Comité de la Cruz Roja Internacional, Peter Maurer, quien visitó Siria.

(Con información de Prensa Latina)