Óleo de Núñez Jiménez
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Es este el óleo de un hombre de otro mundo, pintado con los tintes de amor, respeto y admiración de sus seres más entrañables, de los que compartieron sus estremecedoras aventuras, de los incondicionales en sus proezas, de los que lo llevan palpitando en sus pensamientos, de los que lo reconocen en las prolongaciones de Cuba.
Así regresa Antonio Núñez Jiménez en el documental Hasta siempre, Capitán; en homenaje a los 90 años de su nacimiento, y que este viernes, durante su trasmisión en la edición de la Mesa Redonda, nos permitió penetrar en el lienzo de su excepcional vida.
Siempre que se hace una historia
Se habla de un viejo, de un niño o de sí,
Pero mi historia es difícil:
No voy a hablarles de un hombre común.
“Siempre le dijimos Cuevi, porque vivía maravillado de las profundidades de nuestro país. En 1939 fue que realizó su primera expedición a un accidente geográfico de este tipo, a la Loma de la Candela, en Güines.
“Se dice que Cuba es alegre como su sol, pero también es misteriosa como sus cuevas y Núñez fue un apasionado del reverso de esta Isla.
“Él fue obrero de la construcción y lo hacía para poder lograr sus inspiraciones mayores, como la fascinación por la naturaleza. Él fue un hombre muy precoz, quizá su hemofilia incidió en esa prisa por conquistarlo todo.
“En 1940 fundó la Sociedad Espeleológica de Cuba. En aquella época apenas era un bachiller y ya pensaba con esa magnitud. Desde su nombre ya indica que no se trataba de cualquier sociedad, porque él la bautizó como la más importante del país.
“En un principio le pedía a los camioneros que los adelantaran en sus trayectos, de tramo en tramo, hasta llegar a los lugares de su interés, pero en 1945 sí concretó su primera expedición de mayor peso en el Oriente del país. En él sobraba el entusiasmo y la voluntad para hacer aportes científicos”.
Haré la historia de un ser de otro mundo,
De un animal de galaxia.
Es una historia que tiene que ver
Con el curso de la Vía Láctea
“Núñez fue un hombre convencido de sus ideas políticas, de su conciencia. Hacía las reuniones en el ballet, junto a Fernando Alonso. Allí conoció a su amor definitivo: Lupe Velis.
“Ella tenía solo 17 cuando empezaron su relación y él la sobrepasaba en diez. A ambos los unió mucho el amor por la naturaleza y la Revolución.
“A la altura de 1953 tenía suficiente bibliografía reunida para hacer un libro sobre la geografía cubana, que convirtió también en un retrato social de la época: habló en el de las incongruencias en el campo, de los desequilibrios del país. Por esas razones el texto molestó mucho al gobierno y lo quemaron. Gilberto Silva salvó unos 20 ejemplares, que luego se los dio al triunfo de la Revolución.
“Él fue un hombre entregado también a la definitiva independencia de la Isla. Perteneció a la tropa del Che, quien por su entrega lo ascendió a capitán”.
Fue de planeta en planeta
Buscando agua potable,
Quizás buscando la vida
O buscando la muerte
Eso nunca se sabe.
“En la década del 70 Núñez fue nombrado presidente de la Academia de Ciencias de Cuba y durante ese periodo fue un incansable batallador por el desarrollo del país. A él se le deben los primeros radares, la red meteorológica…
“En los 80, cuando lo designan embajador de Cuba en Perú, alternó sus responsabilidades con su pasión científica. Estudió en esa etapa los petroglifos del Perú, la cultura indoincaica… Siempre buscó tiempo para sus exploraciones”.
Quizás buscando siluetas
O algo semejante
Que fuera adorable,
O por lo menos querible,
Besable, amable.
“Cuando fue viceministro de Cultura también se preocupó por la historia, por salvar siempre la memoria. Él defendía el concepto de que no podemos construir nada nuevo sin el pasado. En esa época logró la declaración de las primeras villas fundacionales cubanas.
“Hasta a Bariay lo rescató por su preocupación por aquel encuentro de 1492 en las costas cubanas de las dos culturas: la europea y la indígena.
“También insistió mucho en que se conociera todo lo relacionado con este hecho, por sus connotaciones; y en que se profundizara en la obra de Colón, a quien consideraba un gran explorador, un iniciador”.
El descubrió que las minas
Del rey Salomón
Se hallaban en el cielo
Y no en el África ardiente,
Como pensaba la gente.
“Núñez pertenece a la estirpe de cubanos que no creen en imposibles. Entre sus grandes proezas también se suma su viaje a la Antártida y su expedición por el Amazonas, en la que quería demostrar que los hombres del sur fueron los que ascendieron y poblaron Cuba.
“En este viaje al Amazonas, que hizo además en una canoa que nombró Simón Bolívar, se preocupó por la flora, la fauna, por todo ese pulmón que da oxígeno al mundo. También se interesó por el indio, por las poblaciones que vivían en armonía con todo este contexto. No tenía una visión radical del conservadurismo, sino que defendía el equilibrio entre el hombre y la naturaleza”.
Lo más terrible se aprende enseguida
Y lo hermoso nos cuesta la vida.
La última vez lo vi irse
Entre humo y metralla,
Contento y desnudo,
Iba matando canallas
Con su cañón de futuro.
“Núñez rompía moldes, no tenía fronteras. Y jamás lo animó ninguna ambición personal, solo disfrutaba tener una buena cámara fotográfica y poseer buenos libros. Su última expedición la hizo en 1996.
“Le decía a todas las hijas que lo conocerían verdaderamente después de que se leyeran su obra, que asciende a más de 200 libros. Era un escritor muy prolífero, en una ocasión a un amigo le dio la receta de escribir una página por día, con esa disciplina era que se podían alcanzar esos resultados.
“Tenía un entusiasmo que no conocía límites y sintió mucha nostalgia cuando advirtió que la vida se le escapaba. No creía en la muerte. Hasta el último minuto pensó en lo que le quedaba por hacer.
“Antonio Núñez Jiménez, el cuarto descubridor de Cuba, es alguien que está próximo. Es un hombre que tiene que seguir entre nosotros. Hasta siempre, Capitán”.
Nota de la autora: el material escogido para esta versión es la sumatoria de testimonios de muchas personas cercanas al eterno Capitán, quienes ofrecieron sus declaraciones para la elaboración del documental. Los versos intercalados pertenecen a letra de la Canción del Elegido, del cantautor cubano Silvio Rodríguez.
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