La creación de fincas especializadas en plantas medicinales en montañas, y la firma de un proyecto de conservación de la biodiversidad agrícola, se enmarcan entre las iniciativas cubanas a favor de la agricultura familiar.

Ambos programas permiten elevar el nivel de vida de las poblaciones locales y aprovechar los conocimientos de los agricultores, para conservar los recursos fitogenéticos y obtener materias primas con las cuales elaborar medicamentos que combaten o previenen enfermedades.

Estos dos proyectos están dirigidos por el Grupo Nacional de Agricultura Urbana y Suburbana, en estrecha coordinación con la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) declaró recientemente que 2014 estará dedicado a la agricultura familiar.

El objetivo es sensibilizar a los gobiernos y a la opinión pública sobre el aporte de esta a la seguridad alimentaria y a la producción de alimentos.

Adolfo Rodríguez Nodals, jefe del Grupo Nacional de Agricultura Urbana y Suburbana, dijo a la AIN que las estrategias posibilitan incrementar la variedad y producción de frutales y el cultivo de especies autóctonas y naturalizadas.

También se pretende obtener plantas medicinales muy difíciles de lograr en el llano, como el jengibre, manzanilla, pasiflora y caléndula, como sí ocurre en lugares montañosos de San Cristóbal y de Cienfuegos.

Las actividades de conservación se llevan a cabo en las zonas de la reserva de la biosfera Cuchillas del Toa y Sierra del Rosario, en las provincias de Guantánamo y Artemisa, respectivamente, donde están involucrados cerca de cinco mil campesinos.

Como parte del programa de diversificación agrícola los cooperativistas también asumen la siembra de flores, en las cuales tienen una participación muy activa las mujeres.

(AIN)