Estados Unidos o el imperio que se muerde la cola
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
Un 52 por ciento de la sociedad estadounidense cree que Barack Obama es un presidente deshonesto, un índice de desconfianza bien complejo para el mandatario, quien ha asumido promesas diversas, entre las que se encuentra la reforma de salud, la migratoria… Temas sobre los que volvió la Mesa Redonda de este martes, con el propósito de darle seguimiento a lo que trasciende en esa nación.
El experto Carlos Akira explicó, sobre la reforma de salud, que esta ha sido una decisión que ha polarizado a la sociedad norteamericana: “Los conservadores asumen que el Gobierno se involucra en un sector que es parte de la sociedad civil, y el propio presidente se ha visto afectado en su índice de impopularidad por la imposibilidad de llevar a cabo la reforma de salud, que se ha concretado a medias. Lo más contradictorio de todo, dijo, es que una propuesta que estaba pensada para beneficiar a mayorías muestre solo sus partes dañinas”.
En opinión de Carlos Alzugaray, la reforma para una mayor cobertura de salud no avanza debido a las cuestiones de tipo ideológicas, y responde a la mentalidad del norteamericano, que ha estado acostumbrado a que el servicio de salud se compra. Quien no ha tenido este acceso se ha acercado más a este beneficio, pero el que tiene un seguro tiene que readaptarse a esta realidad. A lo que se suma otro factor: la ineptitud de la administración de Obama, que si sabe que costó trabajo la aprobación de la reforma deben tomar todas las medidas para evitar estas otras problemáticas.
Los más beneficiados con esta decisión son los 34 millones de norteamericanos que no tienen una cobertura de salud, y algunos sectores que tienen problemas en una cobertura más amplia.
Para el profesor Jorge Hernández, esta dinámica obdece al viejo debate que vive los Estados Unidos en la confrontación entre Estado y sociedad, ya que no están delimitados los límites para que se considere al Estado como un salvador o como un intruso. “Ellos consideran que la reforma tiene muchos fanáticos y seguidores, pero también muchos detractores, hasta muchos legisladores del Partido Demócrata se han puesto a defender los puntos de vista de los conservadores.
“Obama está viviendo un quinto año de su mandato total y lo que prevalece en el imaginario de los norteamericanos es que no ha podido cumplir con sus promesas de 2008”, explicó, a lo que Carlos Alzugaray sumó que “él ganó con mucha holgura, pero han venido muchos traspíes: el propio Partido Demócrata también está dividido, tiene fisuras, que se van a visualizar mucho más a partir del año 2016, de cara a las nuevas elecciones presidenciales”.
REFORMA MIGRATORIA
Hay 11 millones de indocumentados en Estados Unidos, quienes tienen una situación irregular desde el punto de vista migratorio. En este contexto, Obama ha prometido, también sin éxito, una reforma para que salgan de ese estatus.
Carlos Alzugaray consideró que esta situación no se resolverá porque el costo de resolver la legalidad de estos trabajadores es darle la ciudadanía y darle derechos, y a este sector preterido se le darían posibilidades que los conservadores no quieren soltar. “La élite del poder y los sectores de la clase media son quienes no aceptan que esto se produzca. Por eso vemos estos vaivenes, que alimentan la crisis de gobernabilidad del sistema”.
Por su parte, Carlos Akira alegó que sobre esta realidad se han planteado un grupo de modificaciones, de forma tal que se asimilen este grupo de indocumentados. “Para la economía y la cadena productiva tendría un impacto favorable este sector, el problema se da por la capacidad de voto que poseerían y las posibilidades que ofrecerían a los demócratas”.
Jorge Hernández precisó que no se puede olvidar el aspecto cultural. “La sociedad estadounidense está marcada por el rechazo al extranjero. No podemos olvidar que en varios estados de ese país surgieron iniciativas extremistas que remalcaban este sentimiento”.
Carlos Alzugaray sostuvo que una de las características que tiene este sistema es la protección a las minorías elitistas, por ello el Tea Party puede ser tan efectivo. “Qué pasa con el tema migratorio, probablemente el Patrido Demócrata puede ser el mayoritario a nivel nacional, pero los distritos electorales han sido diseñados para beneficiar a los republicanos”.
Para Jorge Hernández la situación de Obama demuestra que el sistema político y el sistema electoral no están diseñados para cambiar el sistema, sino para mantenerlo y fortalecerlo. “A veces pensamos que los presidentes demócratas son los elegidos para los cambios, pero chocamos con un mito, porque ambos partidos tienen una base común: la oligarquía”.
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