La victoria del Partido Republicano se concretó después de que los candidatos conservadores se impusieran en Arkansas, Colorado, Montana, Dakota del Sur, Virginia Occidental, Carolina del Norte y Iowa, donde fueron capaces de derrocar a los legisladores demócratas titulares.

Habiendo obtenido la mayoría en el Senado gracias a la obtención de las 6 curules que necesitaban, los republicanos quedan como partido dominante, ya que también controlan la Cámara de Representantes, por lo que el presidente Barack Obama deberá afrontar sus últimos dos años en el poder con una oposición fortalecida y capacitada para marcar la pauta en temas que oscilan desde la seguridad fronteriza hasta la política energética.

En estas elecciones había en juego 36 escaños en el Senado, así como los 435 en la Cámara de Representantes y la mayoría de gobernadores estatales. En otra victoria clave para el partido opositor, Mitch McConnell, líder republicano del Senado, fue reelegido al frente de esa cámara tras vencer a la demócrata Alison Lundergan Grimes en Kentucky.

Todo parece allanado para que McConnell se convierta en el líder de la mayoría en el Senado y además en un escollo para el presidente Obama.