Palabras de Díaz-Canel en el homenaje póstumo a Armando Hart
PALABRAS DE MIGUEL DÍAZ-CANEL BERMÚDEZ, MIEMBRO DEL BURÓ POLÍTICO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO Y PRIMER VICEPRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN EL HOMENAJE PÓSTUMO A ARMANDO HART DÁVALOS. CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS, 27 DE NOVIEMBRE DE 2017.
Compañero General de Ejército Raúl Castro Ruz
Eloísa y familiares de Hart
Compañeras y compañeros:
Nos hemos reunido en las últimas horas en esta institución para rendir tributo a una de las figuras esenciales de la Revolución Cubana.
El brillante intelectual y revolucionario Armando Hart Dávalos deja a las presentes y futuras generaciones un extraordinario ejemplo de lealtad, espíritu de sacrificio, firmeza y apego absoluto a los principios.
La trayectoria de Hart al servicio de Cuba se inició desde su temprana juventud, en la denuncia contra los gobiernos corruptos de Grau y de Prío. El sentido martiano de la ética guió invariablemente su conducta, siempre transparente, siempre implacable frente a quienes usaban la Patria como pedestal. De ahí que se opusiera de manera resuelta al cuartelazo del 10 de marzo de 1952 y enfrentara desde entonces a la tiranía batistiana. Fue miembro de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio y participó activamente, junto a Frank País, Haydée y Vilma, en el alzamiento del 30 de noviembre de l956, en Santiago de Cuba, en apoyo al desembarco del Granma. Dotado de una gran valentía personal, sufrió persecuciones y cárcel. Llegó a ser Coordinador Nacional del Movimiento 26 de Julio. El triunfo de la Revolución lo sorprende en el Presidio Modelo de Isla de Pinos.
Hart fue un verdadero fundador. Como ministro de Educación del primer gabinete revolucionario, dirigió la Campaña de Alfabetización y la admirable obra educacional y cultural que transformó a nuestro país en aquellos años inaugurales. Una década después, asumió la dirección del recién creado Ministerio de Cultura, desde donde rectificó errores y distorsiones, restauró la comunicación con la vanguardia intelectual, impulsó la enseñanza artística y diseñó un sistema institucional que convirtió al pueblo en protagonista de los procesos culturales.
Hay que resaltar dentro de su fecunda vida las importantes responsabilidades que desempeñó como integrante de la dirección de nuestro Partido.
En su última etapa de trabajo, se entregó a una de sus pasiones centrales: el estudio y la difusión de la vida y la obra de José Martí. Estaba convencido de que en Martí el ideario cubano de la emancipación, la justicia y el antiimperialismo, había alcanzado su punto más alto. Al propio tiempo, guiado por Fidel, comprendió y supo defender la articulación orgánica entre el pensamiento martiano y el marxista.
El martiano Hart se convirtió en un ferviente fidelista. Desde que conoció a Fidel, lo siguió incondicionalmente. Fue un estudioso permanente de su acción y sus ideas. Entre ellas, de un principio cardinal de Fidel: la preservación de la unidad. Hart repetía que al clásico proverbio de “divide y vencerás” había que oponer el martiano y fidelista “unir para vencer”. Esto era la base de lo que llamó “el arte de hacer política”, algo que aplicaba con particular interés en su diálogo con los jóvenes.
Desarrolló una notable labor ensayística y en el campo del periodismo. Algunos de sus libros fueron en su momento aportes muy novedosos en materia de política cultural y de la gestación de una nueva conciencia en el socialismo. Hoy siguen siendo una referencia obligada. Fue justo y hermoso el homenaje que recibió en la pasada Feria del Libro, cuando llegaron a manos de los lectores numerosos materiales inéditos de su autoría. A lo largo de este evento se constató el cariño y la admiración que siente y seguirá sintiendo el pueblo cubano por Hart.
Hasta el último de sus días fue un batallador intelectual y político incansable. Encaró de forma admirable el golpe moral que sufrió la izquierda tras el derrumbe del socialismo en Europa y trabajó arduamente para crear, ante la barbarie, un frente internacional de ideas, fidelista, martiano y marxista.
Agradecemos, en nombre de la familia y de la dirección de nuestro Partido y Gobierno, la presencia de ustedes aquí y las muchas expresiones de solidaridad y afecto recibidas desde que se difundió la noticia.
“La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.”
A esta frase de Martí, Hart añadiría: “Hasta la victoria siempre.”
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