Diciembre es el mejor mes para las ventas de armas en Estados Unidos
Por: Elson Concepción Pérez
Desde pequeño, allá en la casita de campo, en mi Barajagua natal, recuerdo la Navidad como fecha de paz, armonía, amor y regalos —acorde con las posibilidades de cada quien–, pero siempre regalos de afecto y solidaridad humana.
Pero resulta que ahora la vida me sorprende cuando leo que en Estados Unidos, que debiera ser el país más solidario y pacífico del planeta —por sus grandes recursos, que alcanzan para hacer realidad la ayuda a otros—, un regalo de Navidad muy de moda es el arma de fuego.
Una extensa narración de BBC Mundo, me motivó esta reflexión.
La citada crónica se generó en una tienda de armas de Virginia, llamada Arsenal Blue Ridge. Allí, describe el autor, brilla un árbol de Navidad mientras se escucha música —cuando se puede— debido al ruido de los disparos en el polígono de prueba.
En el propio lugar, las luces de Navidad no son las típicas de la fecha, están hechas con cartuchos de bala… como para que no falte ningún ingrediente bélico a esta celebración, que según la tradición religiosa debía ser de paz y amor.
Resulta que, de acuerdo con estadísticas del FBI, es diciembre el mes en que más armas se venden en Estados Unidos.
Recordemos que en ese país hay más de 200 millones de armas en manos de la población.
El cronista de BBC destaca que según Mark Warner, representante de ventas de este comercio, la razón por la que se elevan las ventas de armamentos en este mes es por la costumbre de regalarlas por las Pascuas.
Describe Warner que «vinieron clientes que son marido y mujer. Él compró un bolso para su esposa y ésta le obsequió con un arma de fuego».
Otro caso relatado en el propio texto es el de Patrick Hudgens, quien planea comprarle a su hijo de 16 años un rifle de caza para las celebraciones. Está mirando uno con acción de palanca 357 que cuesta 525 dólares. Si finalmente lo adquiere, será la «cuarta o la quinta» vez que le regale un arma a su hijo en esta fecha o en su cumpleaños.
Patrick le enseñó a su pequeño a disparar con pistola de aire comprimido cuando tenía seis años. Después de «profundizar en cómo disparar de manera segura», evolucionó hacia otras armas más potentes.
Luego enfatiza: «Fue parte de mi crecimiento, y del de mi padre, y del de su padre. Es una tradición en nuestra familia. Es muy divertido, una gran experiencia de unión».
En el caso de Mark, dice estar muy feliz de que sus hijas, unas gemelas de 17 años, sepan disparar y tengan armas que las acompañen. Y justifica el hecho con aquello de que «para mí, disparar es algo con lo que crecí».
Mark dice que cuando unos padres le compran a su hijo un arma como regalo de Navidad, generalmente es un rifle. «El 99% de las veces es para la práctica de tiro. Es emocionante ver a un niño acertar en la diana una y otra vez y ver ese brillo en su rostro».
¿Entonces —se pregunta el cronista de la BBC—no hay nada extraño en envolver un arma y dejarla bajo del árbol de Navidad?
Salgo de mi éxtasis periodístico y me percato de que lo que estoy leyendo en Cuba no es ficción ni nada parecido, sino la realidad de hoy mismo, Día de Navidad, en ese país que se llama Estados Unidos, al que todavía muchos miran y añoran como país rico, muy desarrollado… pero carente de valores fundamentales. Son decenas de miles los que mueren debido a esa locura de permitir y estimular que cada ciudadano porte un arma de fuego y… que Navidad sea una buena fecha para regalarla, alejándose totalmente del sentido de la celebración.
(Tomado de Granma)
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