“No nos vamos, nos expandimos”, dicen los “indignados” al levantar el campamento en Madrid
Los integrantes del movimiento 15-M comenzaron el domingo a desmantelar su campamento de la céntrica Puerta del Sol de Madrid, plaza insignia de una movilización que les ha tenido allí durante cuatro semanas en protesta por la situación económica, política y social del país.
“No nos vamos, nos expandimos”, era el lema de una retirada que pretende convertirse ahora en campamento itinerante y trasladarse a distintos barrios de la capital española, para continuar con una iniciativa que surgió de manera espontánea antes de las elecciones municipales y autonómicas del pasado 22 de mayo.
A partir del mediodía del domingo, los residentes del campamento dieron comienzo a la llamada “Fiesta de la reconstrucción”, desmantelando las tiendas y lonas que han plagado el centro de Madrid, trasladando mesas, sillones y estanterías en furgonetas y armados de grandes escobas para limpiar la plaza.
Varias personas se encargaban también de retirar los carteles que plagaban cristales y muros con los lemas principales del movimiento, que se ha extendido también a otras ciudades españolas y capitales europeas, como Atenas o París.
Los “indignados” dejarán no obstante un punto de información en la Puerta del Sol, en el que pretenden difundir las próximas iniciativas del movimiento, que por ahora prepara una gran movilización nacional para el 19 de junio.
El movimiento popular “Democracia real ya” marcó la última semana de la campaña electoral, aglutinado a través de las redes sociales y protagonizado fundamentalmente por jóvenes, en un país donde la tasa de desempleo juvenil alcanza el 45 por ciento.
Sus manifestaciones pacíficas se ganaron enseguida las simpatías de los ciudadanos y llegaron a concentrar a 20.000 personas en el centro de Madrid, para reclamar reformas en un país que sufre los efectos de la crisis económica y tiene el índice de paro más elevado de la Unión Europea.
El movimiento no se ha visto libre de algún enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, y el sábado la Policía dispersó a cientos de integrantes que protestaban ante la sede del Ayuntamiento de Madrid, donde se celebraba la investidura del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón.
La de ayer fue otra de las grandes movilizaciones convocadas, por ser el día en que se constituían los gobiernos de los ayuntamientos españoles tras los comicios locales.
La Policía acordonó las calles aledañas a la sede municipal para impedir el acceso de los manifestantes, que portaban una pancarta en la que se leía “Gallardón no nos representa”. Sin embargo, cuando un grupo trató de bloquear el paso de los coches oficiales tras la investidura del alcalde, los agentes intervinieron desalojando a los manifestantes.
El jueves, varios integrantes del movimiento y agentes de policía resultaron heridos en enfrentamientos ante la sede de las Cortes Valencianas, donde se constituía el Parlamento autonómico. La Policía detuvo a cinco personas.
Los incidentes más graves ocurrieron a finales de mayo, cuando alrededor de 120 personas, entre ellas 37 agentes, resultaron heridas en Barcelona después de que los Mossos d’Esquadra cargaran contra los manifestantes en un operativo policial que según el cuerpo de seguridad tenía como objetivo la limpieza de la Plaza de Cataluña y que ha provocado cuestionamientos hacia el consejero de Interior de la Generalitat catalana, Felipe Puig.
Los cuatro puntos consensuados que pide el movimiento 15-M son una reforma electoral más representativa y proporcional; la lucha contra la corrupción; la separación de los poderes públicos y la creación de mecanismos de control ciudadano sobre los políticos.
El movimiento, que sus participantes definen como apartidista, supone toda una novedad en España, donde apenas se habían registrado protestas pese a un nivel de desempleo que es el más alto de la Unión Europea y un duro recorte de gastos contra el estancamiento económico aprobado por el Gobierno del PSOE.
(Con información de Reuters)
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