Hoy, mesa redonda Clásico Mundial de Béisbol
Periodistas y especialistas estarán hoy en la Mesa Redonda para hablar del Clásico Mundial de Béisbol, los principales resultados, la actuación cubana y otros detalles de interés. Cubavisión, Cubavisión Internacional y Radio Habana Cuba transmitirán este programa a las 7:00 p.m. y el Canal Educativo lo retransmitirá al final de su emisión del día.
Estimado Randy y demás compañeros de la Mesa Redonda, no quisiera hablar sobre lo que ya mucho se ha dicho sobre los desaciertos en materia de nuestra principal obra socio-cultural (y hasta política, por qué no, cuando las circunstancias nos imponen un reto en ese campo como el que nos obligó a ganarle a La sorda en la disputa por la medalla dorada durante las Olimpiadas de Sidney 2000 -cosa que no supimos hacer- por sus declaraciones nocivas y pro mafiosas en favor de la gusanera miamense).
Durante los juegos que pude ver en la justa que intentabamos lucir mejor, me convencí que somos de mucha filosofía de calle, perfectos conocedores sobre lo que significa la pelota para nuestro pueblo, pero poco sabemos de ese otro mundo. Voy a enumerar lo que a mi juicio (modesto, por demás) pude apreciar.
1) Nos pasamos todo el tempo haciendo loas a otros deportes que, -con respeto a todo el que se sienta inoculado en venas el mal llamado “más universal de los deportes” y simpatice con el Barcelona o el Real Madrid) y poco dedicamos a nuestra cultura beisbolera. Falta más por hacer o mucho se ha perdido sin que se recuperase. Considero que hasta el buen gusto y la estética en el diseño y colorido de los uniformes que visten los peloteros en representación de sus provincias.
2) Dudo que realmente estudiemos el baseball con todo el rigor disciplinario (y hasta científico) que merece, con la finalidad de descubrir problemas que dan al traste con su calidad. A modo de ejemplo, pude observar que, aún cuando nos fijamos en la bien ganada etiqueta de “Gran bateador” que lleva el receptor nipón Shinnosuke Abe, poco se habló de sus condiciones defensivas, sin embargo, me percaté (puede usted observarlo en los juegos venideros) de que una vez llegado al cajón de bateo, el bateador contrario, Abe no realiza la comunicación por señas con el pitcher para precisar el tipo de lanzamiento con el cuál debe trabajar al contrario, sin antes estudiar exhaustivamente su postura previa a hacer el swing con el bate. Luego entónces indica al lanzador lo que debe enviar para dominar al contrario.
3) Fue excesivo el “toque” de bola, con quienes no están capacitados para ese tipo de bateo (sumamente difícil y extremadamente técnico, por excelencia) y en momentos, tan innecesarios o inapropiados, por razones de las propias circunstancias de determinados juegos. Cabría preguntarle a nuestro director…¿Cuántas veces insistió en el necesario toque de bola con su (a mi juicio dudoso) primer bate? Tal vez habríamos exhibido, de verdad, un hombre proa en la nave que colapsó antes de llegar la tormenta. En ese sentido, considero que nuestro equipo estuvo condenado desde que salió, (entre tantos factores verdaderamente objetivos) por la falta de un primer bate…Digo esto, en franca crítica al hecho real de que perdimos la oportunidad de adjudicarnos hombres como Giorbis Duvergel, Irait Chirino y otros que a lo largo de las campañas recientes, han demostrado serlo (dentro y fuera del contexto nacional).
4) ¿Se realizaron los cambios de jugadores en el momento oportuno? ¿Fuimos racionalmente justos en cuanto a calidad a la hora de quitar y poner? En mi sana opinión, no creo que así haya sucedido.
5) Nuestros comentaristas o narradores, indudablemente, como parte de la labor mediática en culaquier sistema social, tienen el oficio y deber de crear una conciencia objetiva de la relaidad, mediante su criterio analítico y aleccionador del tema que traten, además de informar oportuna y verazmente la ocurrencia de los hechos, pero, resulta intolerable aceptar el intento de exaservar criterios triunfalistas, sensacionalistas, conformistas o pusilánimes (en algunos casos), con los que se pretende evadir la realidad. En la pelota, como en cualquier contendencia deportiva, los juegos o disputas se ganan o pierden por fallas tecnico-tácticas, pero también por errores estratégicos, los que suelen cometerse, no sólo durante el desafío, sino antes de su inicio, en ocasiones. Considero (con el perdón de la periodista Julia Osendi), que un análisis no se hace sobre la base de criterios que respondan a nuestra pasión o simpatía por alguien, si no se ha reparado en los problemas reales; las causas; condiciones que le originan; las consecuencias y la toma de medidas objetivas y oportunas para darle solución.
6) Pienso, por último, que todo medicamento no resulta igual de efectivo para combatir una misma patología diagnosticada en diferentes pacientes. ¿Por qué, si Victor no resultó el campeón de la pasada liga nuestra, resulta DT del equipo nacional? ¿Por qué no haber advertido antes, que (sin el menor ánimo de lacerar la condición moral o humana de nadie) un equipo nacional, no debe estar dirigido por un indivíduo de carácter excesivamente temperamental, a quien los caprichos y decisiones unipersonales pueden hacer daño en sus resultados? Hubo hechos muy desagradables -a mi juicio- entes de viajar a tierras asiáticas, que debieron influir notablemente en la conducta y rendimiento de algunos miembros del equipo. Me refiero específicamente al modo en que Victor Mesa arremetió, públicamente, contra algunos jugadores (integrantes, unos, otros no), cuestión que, sin lugar a dudas, debió lacerar el espiritu y moral de los mismos y de los que no viajaron a defender la bandera, por diferentes razones.
Sería interminable la sumatoria de cuestiones negativas que nos llevó a perder el Clásico Mundial de Baseball, antes de comenzarlo, muy a pesar del buen desempeño de varios de nuestros integrantes y la entrega total que, sin duda alguna, caracterizó a todos los peloteros criollos allá y al resto del colectivo, incluido el propio DT.
Un abrazo revolucionario y sincero de un cubano amante de nuestra cultura y esa parte que -por mucho- determina desde hace varias décadas en ambos siglos de cubanía, nuestra identidad nacional: La pelota.