La reorganización de la industrica cubana, explicada en la Mesa Redonda del miércoles, desató no pocas interrogantes entre quienes siguen este habitual espacio de la Televisión Cubana. Llamadas telefónicas, comentarios en la web y correos electrónicos fueron los diversos canales de comunicación por los que llegaron las preguntas, las cuales también pueden ser las suyas. Con el espíritu de que usted no quede al margen de las respuestas ofrecidas en la edición de este jueves, condensamos los principales tópicos abordados

Potenciar las exportaciones, asimilar tecnologías modernas, incrementar el valor agregado de las producciones, lograr la integración de las cadenas productivas, reordenar el proceso, e incentivar el desarrollo de la industria local y nuevas formas de gestión, así como proteger la industria nacional, son las ideas que condensan las esencias de la reorganización del plantel fabril en Cuba, desde hace poco más de un año, bajo la égida del Ministerio de Industrias.

En Cuba, el proceso de envejecimiento poblacional experimenta un ritmo acelerado. Hoy el 18 por ciento de los cubanos poseen más de 60 años, y para 2030 esta cifra podría frisar el 30 por ciento. Los datos los ofreció la Doctora Grisell Rodríguez Gómez, en la Mesa Redonda de este viernes, que abordó el asunto desde los múltiples desafíos que implica que la Isla peine canas, incluidos los que operan a nivel de conciencia.

Dudas, inquietudes, preocupaciones diversas…, fueron despejadas por el panel de expertos que en la Mesa Redonda de este jueves dieron seguimiento al tema de la reestructuración del sistema de enseñanza artística en Cuba. Los tópicos más recurrentes los ponemos también, con este resumen, a su alcance.

El sistema de la enseñanza artística y profesional en Cuba se está reconfigurando, con una transformación que tiene como principal propósito el aumento de la calidad del proceso, la racionalidad de los elementos que lo sustentan y la coherencia y armonía de la formación con las demandas de cada territorio.

En la definición del carácter de una nación, en la formación de sentidos, en la dimensión subjetiva de la existencia misma, tienen una fuerza extraordinaria todo lo que los intelectuales sedimenten en su hacer cotidiano, y si a esa categoría social se le imprime la pujanza, la irreverencia y el compromiso de la juventud, entonces se pueden lograr alcances mayores, que pueden ser colosales, si en el propio tejido institucional existe un núcleo que los aúne y los proyecte, y que los invite a recomponer fuerzas, aunque se frise la tercera década.