América Latina no es la misma. Las señales de ello pueden pulsarse en diversos escenarios. El más reciente: la Asamblea General de Naciones Unidas, donde Argentina acaba de asumir la presidencia pro-témpore del Consejo de Seguridad, y para ello se hizo acompañar de varios cancilleres de la región, entre ellos, Bruno Rodríguez Parrilla, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, quien tuvo a su cargo la responsabilidad histórica de hablar, por primera vez en el más grande organismo multilateral del orbe, en nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)

Sigue desenredándose el ovillo del Caso Bárcenas, una hebra que ha dado mucho por donde cortar, o contar, como provoca el hecho más reciente: el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, tuvo que presentarse ante el Congreso de su país y ofrecer explicaciones sobre las posibles implicaciones suyas y de su Partido (Partido Popular) en toda esta larga trama de corrupción.

En Cuba se desarrolla actualmente el ordenamiento del comercio mayorista, a partir de las modificaciones en las que operará la economía. En esta cuerda de acción, se está diseñando una política de abastecimiento del país que tiene en cuenta toda la cadena de ese proceso de intercambio comercial en su mayor escala.

La historia es para los realistas que no temen soñar. El concepto podría ajustarse cabalmente a quienes integran la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que en estos días realiza su XII Cumbre, una reunión donde se construye el consenso y se relanzan más propósitos: delinear políticas comunes que estratégicamente permitan a los nueve países que la integran (Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía) mayores pasos en la consolidación de la unidad regional.

Cuba se propone alcanzar en el 2016 una producción de 538 000 toneladas de arroz, de la cuales entregará al balance nacional 462 000, lo que representa el 66 por ciento de la demanda. Los pronósticos son coherentes con una política agroindustrial que ha privilegiado a este sector productivo, por ser parte de la dieta básica del cubano y porque su sostenibilidad –si se concentra en la importación- implica un desembolso millonario todos los años.

Desde Puerto Ayacucho (lugar fronterizo entre Venezuela y Colombia) vino la noticia: los presidentes de estos respectivos países, Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos, retomaron el diálogo, después de un período de tensiones avivados por el gobierno colombiano. A partir de este 22 de julio, anunciaron al mundo ambos mandatarios, relanzan sus relaciones.