El derramamiento de sangre en Honduras: la deshonra de Obama
Imaginad que un activista opositor fuera asesinado a plena luz del día en Argentina, Bolivia, Ecuador o Venezuela por pistoleros enmascarados, o secuestrado y asesinado por guardias armados de un conocidísimo partidario del gobierno. Sería una noticia de primera plana en el New York Times y en todas las noticias de la televisión. El Departamento de Estado de EE.UU. emitiría una enérgica declaración sobre graves abusos de los derechos humanos. Si algo semejante sucediera.