A grandes males, grandes soluciones. Ese podría ser el refrán que anteceda a la puesta en circulación por Venezuela de su criptomoneda, el Petro: la apuesta del Gobierno bolivariano para cumplir con sus compromisos internacionales y que el país siga caminando a pesar de las sanciones de la administración de Donald Trump, que buscan ser el tranque final de una crisis dada por la caída de los precios del petróleo, el desabastecimiento y la especulación desatados por el empresariado derechista, y, pese a todo, la necesidad del Estado de mantener la atención social que caracteriza al modelo, con las consecuentes erogaciones.

El espacio televisivo Mesa Redonda de este lunes 22 de enero en su emisión habitual Comenzando la Semana inició con un análisis de la situación actual en Venezuela.

En conferencia de prensa el embajador de la nación bolivariana en Cuba, Alí Rodríguez Araque, se refirió a las previsiones de su país para este año, con énfasis en las elecciones presidenciales.

El tema del terrorista Oscar Pérez no es más que un instrumento mediático para hacer abortar las conversaciones por la paz y el sosiego de la República Bolivariana de Venezuela, como parte de la estrategia a escala global de grupos, gobiernos y países que “apuestan a la democracia”.

Durante el año 2017 comenzó a crecer en las casas de cambio virtuales un espacio de mercado no regulado de compra-venta de Bitcoin y bolívar con una oferta gigante y una demanda equivalente. La realidad que muestran los siguientes hechos es que las divisas sobran, pero son bien caras porque están a precio de Dólar Today y en forma de criptomonedas.

Cuba ratificó su solidaridad con Venezuela, ante cualquier amenaza a su soberanía, durante la reunión sostenida en Chile entre los cancilleres Bruno Rodríguez, representante de La Habana, y Jorge Arreaza, por Caracas.