América Latina no es la misma. Las señales de ello pueden pulsarse en diversos escenarios. El más reciente: la Asamblea General de Naciones Unidas, donde Argentina acaba de asumir la presidencia pro-témpore del Consejo de Seguridad, y para ello se hizo acompañar de varios cancilleres de la región, entre ellos, Bruno Rodríguez Parrilla, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, quien tuvo a su cargo la responsabilidad histórica de hablar, por primera vez en el más grande organismo multilateral del orbe, en nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)

La historia es para los realistas que no temen soñar. El concepto podría ajustarse cabalmente a quienes integran la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que en estos días realiza su XII Cumbre, una reunión donde se construye el consenso y se relanzan más propósitos: delinear políticas comunes que estratégicamente permitan a los nueve países que la integran (Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía) mayores pasos en la consolidación de la unidad regional.

Los presidentes de los Estados parte de la Alianza Bolivariana para nuestros Pueblos de América (ALBA) se reúnen este martes en la ciudad de Guayaquil, suroeste de Ecuador, para participar en la XII Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del organismo, a la que Quito lleva temas de política externa, en aras de fortalecer la integración de los pueblos.

La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, presentó este viernes un panorama de los riesgos que enfrentan las economías latinoamericanas en la actualidad, llamando a impulsar políticas que promuevan la innovación, la capacitación y el empleo con derechos en los países.

El gobierno de Colombia y la OTAN suscribieron un acuerdo de cooperación e intercambio de información clasificada y buenas prácticas en la lucha antiterrorista y contra el narcotráfico.

Hace exactamente un mes Estados Unidos reconoció públicamente sus propósitos de apuntalar sus intereses en América Latina, ese patio trasero sobre el que ellos no debían perder su hegemónica presencia. Ante esos truenos imperiales, del lado de acá se está muy pendiente de sus planes colonizadores, y de sus posibles movimientos expansionistas sobre una región que definitivamente ya no es la misma.c