La semana comenzó con un Egipto más enardecido, que preocupa a no pocos por las secuelas sangrientas de los enfrentamientos y la prolongación de los acontecimientos a un tiempo que no avizoran ni los expertos, y quizá ni el mismísimo jefe de las Fuerzas Armadas de Egipto, Abdel Fatah al Sisi, el hombre que el ex presidente Mohamed Mursi utilizó para cambiar a la cúpula militar hace menos de un año y que ahora se ha vuelto contra él, demostrando que en Egipto el Ejército actúa de forma autónoma y que ellos llevan las riendas de la nación.