Justo el 11 de septiembre de este año fue atacado el consulado de Estados Unidos en Bengasi, Libia, un país convulsionado y caótico desde que el mundo occidental estimulara y se empleará a fondo con su aviación y fuerzas especiales en promover una guerra que llevó al derrocamiento y posterior asesinato de Gadafi. Como resultado inmediato del atentado en Bengasi murió el embajador estadounidense Chris Steven y otros tres funcionarios de la diplomacia norteamericana.
A partir de ese martes la ola de manifestaciones, protestas —pacíficas unas y violentas otras— en más de una veintena de países musulmanes o de mayoría musulmana, sacude al mundo. Pero la chispa o detonante de estos hechos —todavía de consecuencias impredecibles—, tuvo su origen en Estados Unidos, todo parece indicar que en California, donde fue producida una película, Guerreros del Desierto, que todavía nadie ha visto, y su tráiler —este titulado Inocencia de los Musulmanes y con 14 minutos de duración—, que fue puesto en You Tube, y divulgó así al mundo su contenido blasfemo, insultante hasta lo grosero, contra Mahoma, el profeta del Islam, y contra esta fe practicada por más de mil 200 millones de personas en el planeta.