Susana Molina es heredera de un valioso legado de amor y entrega. La une al cine la imagen de aquellos grandes hombres fundadores de un proyecto revolucionario, la Escuela Internacional de Cine y TV (EICTV): Fidel Castro, Gabriel García Márquez y Fernando Birri.
Aunque pudiera parecerse a un título de película, transcurrieron Seis Días en La Habana, entre dramas, suspensos, comedias y hechos históricos que comienzan a dibujar los premios del 40 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.
La Mesa Redonda transmitirá este domingo, desde las 6 y 30 pm, por el Canal Educativo 2, la segunda parte y final del documental “El rompe cabezas del dinero”, gran ensayo audiovisual del realizador y estudioso británico Michael Chanan, quien aborda de manera creativa y didáctica, las crisis financieras de los últimos años, en países de América Latina y Europa.
A pocos días de empezada la primavera de 1986 escribía Fernando Birri: Rodeados por el azul turquesa del Caribe azul turquesa, bajo la luna creciente, náufragos de la utopía, salvados de un mundo de injusticia imperial y de demencia atómica, la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano decide dar vida a la Escuela Internacional de Cine y Televisión en San Antonio de los Baños, Cuba. Sobre-nombrada escuela de tres mundos: América Latina y el Caribe, África y Asia.
La película mexicana El Infierno”, del realizador Luis Estrada, ganó el 33 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que cierra este domingo en La Habana, informó el jurado. El filme narra la historia de un mexicano, deportado a su país desde Estados Unidos, que se involucra en el narcotráfico, para sobrevivir en un país desolado por la violencia, la corrupción y la crisis económica, según sus realizadores.
La película Habanastation, del cineasta cubano Ian Padrón, se alzó hoy aquí por mayoría con el premio Glauber Rocha 2011, otorgado por la prensa extranjera acreditada en el 33 festival de cine de La Habana. Auspiciado por la Agencia Latinoamericana de Noticias Prensa Latina, el jurado destacó cómo, con pocos recursos, Padrón refleja la realidad social cubana desde un punto de vista humano, con un hálito de optimismo y esperanza.