Libia acusó hoy a la OTAN de causar muertes y crisis humanitarias con sus bombardeos indiscriminados, luego que ataques a tres puertos restringieron el movimiento de barcos con ayuda para civiles. El jefe de comandos guardacostas de Libia, Amran Al-Forjani, señaló que la agresión de los aviones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra los puertos de Trípoli, Sirte y Al-Khums fue un “ataque loco” violatorio de las resoluciones de la ONU.

El portavoz del Gobierno de Libia, Musa Ibrahim, declaró que únicamente el pueblo libio, y no el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene derecho de decidir si Muamar Gadafi continuará en el poder, según informó hoy la cadena Al Jazeera. “No es Obama quien decide si Gadafi se queda o se va. Es una decisión que corresponde únicamente al pueblo libio”, advirtió Ibrahim.

El gasto militar de Canadá en la agresión contra Libia fácilmente asciende a millones de dólares por día, reconoció un alto oficial retirado. Citado por el diario Ottawa Citizen, el coronel Michel Drapeau afirmó que el costo de una misión no solo incluye el consumo en municiones, combustible y salarios. También “hay gastos ocultos”, dijo, como el financiamiento de viajes de altos funcionarios y un pago a Italia por haber acogido a las fuerzas canadienses.

La resolución de Naciones Unidas sobre Libia “fue violada en el espíritu y en la letra” y es posible que las acciones se encaminen en una “dirección complicada que no será fácil de resolver”, advirtió hoy el presidente de la Unión Africana, Jean Ping. El dirigente africano se refirió en declaraciones reportadas por la emisora de televisión de Guinea Ecuatorial a la posibilidad de que los ataques de la OTAN busquen matar al coronel libio Muammar Gaddafi.

Una serie de atentados contra la policía dejó al menos 27 muertos y 89 heridos el jueves en la ciudad multiétnica de Kirkuk, al norte de Bagdad, en un uno de los episodios de violencias más letales de los últimos dos meses. Los ataques tuvieron lugar en momentos en que el ejército estadounidense, que participa en una fuerza tripartita destinada a contener las tensiones entre árabes y kurdos en esta provincia rica en petróleo, comenzó a retirarse de algunos sectores, en previsión de su partida definitiva del país a fines de año.

Antes de lanzar el primer misil, los estrategas del Pentágono y la OTAN estaban convencidos, de que la guerra contra Libia estaba perdida de antemano si usaban sólo fusiles y bombas. Potentes medios de comunicación de cobertura mundial hicieron su parte antes de la contienda; definieron claramente, con mensajes e ideas muy sencillas, la necesidad de enfrentar a un maquiavélico enemigo de ¨victimas indefensas¨. Apareció de repente otro Saddam Hussein, capaz de las atrocidades más espantosas contra la santísima Trinidad moderna de la libertad, la democracia y los derechos humanos.