Y nadie fue tan de Cuba…
Hay una casita en esta Habana múltiple que nos resguarda siempre lo más auténtico del alma; una casita que es cuna-país, identidad y destello de una nación y de su pensamiento más profundo; una casita a la que van y vuelven una y otra vez los niños, buscando cómo habitar en la mística de un alumbramiento universal.