Durante las operaciones militares, así como la reconstrucción de posguerra en Irak y Afganistán durante la última década, Estados Unidos ha desperdiciado alrededor de 30.000 millones de dólares. Esta cifra constituye la sexta parte del dinero de los contribuyentes enviado a estos países. Esta conclusión fue realizada por una comisión del Congreso de EE. UU. que analizó los contratos militares, y recientemente fue emitida por los medios locales.

Joven vuelca un bote de pintura roja sobre el Secretario General de la OTAN Rassmussen y lo llaman criminal de guerra. Pintura roja sobre Rassmussen, como la sangre de los libios, los afganos y los iraquís que sus tropas están matando.

Agencias y cadenas mediáticas internacionales (que decretaron la “caída” prematura del presidente libio) coinciden en su apreciación. Trípoli, la capital de Libia, vive un estado de anarquía y de “guerra civil”. Nadie controla, y las únicas certezas son el caos y la incertidumbre. En este escenario, se afirma la posibilidad de que los “bombardeos humanitarios” de la OTAN (léase destrucción de Libia y masacre de decenas de miles de civiles en 5 meses) se conviertan en una “invasión terrestre humanitaria” para controlar el petróleo y restaurar la gobernabilidad en el país.

Un activista político británico describe a la elite que gobierna el Reino Unido como “hipócritas” y los “más violentos perpetradores del militarismo”, burlándose de su condena sobre los disturbios difundidos en Londres y otras ciudades. “Estas personas que nos gobiernan, pero que realmente deberían ser servidores públicos, condenarán la violencia en las ciudades del interior cuando son los perpetradores más violentos del militarismo en contra de países como Afganistán, Irak y ahora Libia”, dijo a PressTV el activista político londinense Mark Wadworth,.

En algún lugar de este planeta un comando estadounidense está realizando una misión. Sin el conocimiento del público de EE.UU., una fuerza secreta dentro del ejército está llevando a cabo operaciones en la mayoría de los países del mundo. Esta nueva élite de poder del Pentágono está haciendo una guerra global cuyo tamaño y alcance nunca ha sido revelada, hasta ahora.

En los hospitales de la ciudad pueden contemplarse sin ningún género de dudas los efectos del uranio empobrecido entre los más pequeños. El personal sanitario que les atiende está convencido de sus vínculos con el cáncer y las deformidades. Los modernos, aireados y brillantes pasillos del nuevo hospital Laura Bush para niños con cáncer que ha tenido un coste de 166 millones de dólares, se encuentra situado a un corto viaje en coche desde la colorista y envejecida maternidad y hospital infantil de Ghazwan, en la sureña ciudad iraquí de Basora.