Julian Assange abraza las causas de Cuba
A Julian Assange le ha costado. Lleva más de 400 días en la embajada ecuatoriana en Londres, víctima de la violación de los propios derechos internacionales, esperando que el Reino Unido de la Gran Bretaña no obstaculice la decisión soberana de Quito de ofrecerle asilo político en esta nación latinoamericana. Pero no habló en tono dramático sobre su realidad, ni se observó contraído… se mantuvo sereno, entre amigos. Del lado de acá los sentimientos no fueron menores: el hombre tantas veces demonizado por los medios internacionales de comunicación resultó cercano, entrañable. Y se lo hicieron saber.