Será un año creativo, vaticinaron, ante el reto de conceptualizar y realizar su quinta producción discográfica, que le dará continuidad a la propuesta de Calle 13; otro disco en inglés con el fin de rebasar fronteras, un proyecto de su hermana Ileana Cabra (PG-13), y un álbum hecho a la medida de Diana Fuentes, esposa de Eduardo Cabra. En los próximos meses, los intérpretes, además, vislumbran realizar un concierto en Puerto Rico. Para ellos también será un buen momento para repensar la situación social y política del país en pleno año eleccionario.

“¿Cómo están todos los boricuas? Tengo un discurso en el bolsillo, pero diré lo que me sale directo del corazón. Siento un orgullo por estar aquí. Gracias por las palabras de Luis Gutiérrez (congresista boricua que lo comparó con el deportista Roberto Clemente), pero sigo siendo uno de ustedes”, dijo el artista al recibir la medalla junto con su hermana y la madre del músico Eduardo Cabra, Rosa Martínez. Eduardo Cabra se encuentra con su esposa Diana Fuentes en Cuba, donde pasará las festividades.

A veces, las vueltas de la vida provocan que los premios tengan su origen fuera del país donde uno nació. A eso se refiere el popular refrán: nadie es profeta en su tierra. Pero, por esos mismos brincos del destino, los homenajes pueden eventualmente llegar del terruño. La agrupación musical Calle 13, liderada por René Pérez y Eduardo Cabra, recibirá la Medalla Ramón Emeterio Betances del Ateneo Puertorriqueño en una actividad hoy, en la que también se develará la estatua del prócer Ramón Emeterio Betances, en los jardines de la institución.

El dúo puertorriqueño Calle 13 se adueñó del 2011, a punto de concluir, con un álbum que hizo historia en los Grammys Latinos. Con el lanzaron un mensaje al mundo: Latinoamérica es un pueblo sin piernas, pero camina. Entren los que quieran, título del CD, fue su carta de presentación y les sirvió para demostrar que hay un largo camino aun por recorrer y que la música puede mover el mundo. Fue el salto definitivo para el grupo. Sus letras profundas de corte social y estilo propio dejaron atrás a figuras muy populares que, en su gran mayoría, responden siempre a los patrones de la industria.

“Residente, Visitante y su equipo musical no son embajadores comunes, son embajadores que promueven la integración, la denuncia y la esperanza. Promueven la educación libre y gratuita para infantes y jóvenes; denuncian la trata y explotación de niños y niñas en la América Latina; cuestionan los altos precios que algunos productores cobran por su espectáculos; ofrecen conciertos en El Salvador, cuyo costo de entrada eran paquetes de arroz y granos para los damnificados por la lluvia que azotaron al país el pasado octubre; en Argentina participan en concierto en reclamo de justicia por el asesinato de un militante del Partido Obrero; le cancelan presentación en Colombia por una crítica certera que le hicieron a Álvaro Uribe; se reunen con el presidente Evo Morales y además de recibir regalos típicos como cualquier embajador, establecen la diferencia cuando comparten una comida campesina y bailan al ritmo de tonadas autóctonas del altiplano”, recuerda el comunicado.

El 8 de diciembre de 1980 el ex Beatle recibió 4 balazos cuando llegaba a su departamento del edificio Dakota, en Nueva York. La noticia de su muerte no tardó en consternar a toda una generación que lo consideró un líder musical y espiritual. Como toda historia, la de John Winston Lennon debería iniciarse con su nacimiento. Así, contaríamos que llegó al mundo el 9 de octubre de 1940 en medio de los estruendos de la Segunda Guerra Mundial, en cercanías del puerto de Liverpool, ciudad donde tocó los primeros acordes de la guitarra que Julia, su madre, le regaló, y que no dejaba dormir a su tía Mimí, con quien vivía.