En el Parlamento español, al presentar el jefe de gobierno Mariano Rajoy el paquete de medidas económicas con que pretende resolver los graves problemas de ese país, fue acusado de implementar una política que promueve la desigualdad, más injusticias y sufrimientos. A lo que respondió aseverando que el gobierno del PP tiene que decidir entre un mal y un mal menor, además de que ya las cosas iban bien. Sin embargo, las calles españolas dicen otra cosa, ahora mismo hay importantes manifestaciones y se esperan otras más intensas, convocadas por las organizaciones sindicales, los movimientos sociales y partidos políticos.
La situación del país ibérico, donde hay casi seis millones de desempleados y entre la juventud el paro alcanza al 53 por ciento, no difiere mucho de lo que acontece en Grecia, Irlanda, Portugal e Italia, la llamada periferia de la Eurozona, y contra ella protestan en Madrid, Bilbao y otras ciudades, donde los empleado públicos se con centran en rechazo a los ajustes, entre ellos el aumento del IVA del 18 al 21 por ciento, la reducción de las prestaciones por desempleo, la eliminación de pagos navideños y otros a los empleados públicos.