A Troy Davis no le dejaron someterse al detector de mentiras para comprobar su culpabilidad antes de ser ejecutado, como último recurso para evitar la inyección letal. Sus defensores acusan a la Corte de discriminación racial. El abogado de Davis, Stephen Marsh, ha comentado que el Departamento de Corrección del estado de Georgia rechazó la petición de realizar la prueba del polígrafo. Sin embargo, hasta la última hora Davis, de 42 años y de raza negra, no se reconocía culpable del asesinato del agente de policía Mark MacPhail en 1989.

La muerte provoca ovaciones por estos días en Estados Unidos. Cuando, durante el último debate entre los candidatos republicanos a la presidencia, en Tampa, Florida, el periodista de CNN Wolf Blitzer le preguntó en forma hipotética al congresista Ron Paul, si se debería dejar morir a un hombre que eligió no tener cobertura de salud y de pronto sufriera una grave enfermedad, el público de la sala respondió al únisono y efusivamente “¡Sí!”.

Este es sólo el último de una larga serie de ejemplos de cómo se intenta materializar la ejecución de Mumia, destaca un artículo publicado en CounterPunch.