Una falla en un oleoducto estatal del este de México ocasionó que desde el 31 de diciembre del 2011 se derramaran mil 500 barriles de petróleo sobre una floresta y el río Coatzacoalcos, ubicado en el estado de Veracruz. El vertido fue controlado por las autoridades, pero afectó un área de 30 mil metros cuadrados de vegetación. Este lunes el Gobierno de México informó por medio de un comunicado que “está controlado el derrame de hidrocarburo ocurrido la madrugada del pasado 31 de diciembre”.

La estatal Petróleos de Brasil (Petrobras) anunció hoy el descubrimiento de una nueva acumulación de petróleo y gas en la concesión de Golfiño, en el Bahía de Espíritu Santo, en el Atlántico brasileño. En nota de prensa, la compañía precisa que el hallazgo se produjo durante la perforación del pozo 4-GLF-31-ESS, informalmente denominado Tambuatá, localizado a 74 kilómetros de la costa, en la porción este del Campo de Golfiño y a una profundidad de mil 520 metros.

Cuba sin duda alguna va a montar una plataforma para extraer crudo, y lo va a hacer con una compañía española, Repsol. Está trabajando en concordancia con todas las limitaciones de la ley, incluyendo la Helms Burton. Ese no es el problema. El problema estriba en el hecho de que justamente actuar en concordancia con una política absurda, en el caso de un derrame, los EEUU no podrán brindar su asistencia y lo que es peor aún, puede que resulten ser las mayores victimas.

Repsol YPF, la petrolera hispano-argentina con sede en Madrid no da marcha atrás y en enero está dispuesta a iniciar las operaciones de perforación en aguas cubanas con la plataforma Scarabeo-9. La búsqueda no será fácil: requiere trabajar a una profundidad de 1.700 metros con tecnología más cara aún de lo habitual debido a las restricciones impuestas por EE. UU., que limitan los componentes estadounidenses empleados al 10%. Sin embargo, la inversión puede ser muy rentable: las reservas de crudo cubanas se estiman en unos 4.600 millones de barriles, 280.000 millones de metros cuadrados de gas natural y 900 millones de barriles de gas natural líquido.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha sumado un nuevo asesinato a su lista de crímenes: el del líder libio Muammar Al Gaddafi, quien fue ejecutado el pasado jueves 20 de octubre. El dirigente se encontraba en el puerto de Sirte, con sus más fieles seguidores. Una caravana intentó huir de la zona y fue atacada por aviones de la OTAN. Fue entonces cuando los rebeldes libios irrumpieron en la escena y destruyeron los vehículos donde viajaba el coronel, quien logró escapar y refugiarse en un tubo de drenaje.