El hambre no puede esperar
Este año, el tradicional balance anual que nos hace reflexionar sobre los éxitos y fracasos de los últimos doce meses y mirar hacia delante, tiene para mí un significado especial. El pasado mes de junio supuso un punto de inflexión en mi vida, con mi elección como Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Ocupo el cargo desde el 1 de enero y mi labor será que esa fecha se convierta en otro punto de inflexión, en este caso en la lucha contra el hambre.