El jefe de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), Edmond Mulet, calificó este martes de extraordinario el trabajo de los médicos cubanos en ese país caribeño asolado por un terremoto. “Yo me quito el sombrero y me inclino ante el trabajo que hacen los médicos cubanos en Haití, no solo después del terremoto del 12 de enero, sino desde mucho antes”, precisó Mulet, de nacionalidad guatemalteca.

Campo de Marte, plaza principal de Puerto Príncipe, que el 12 de enero pasado se convirtió en la imagen recurrente de la devastación de la ciudad con su Palacio Presidencial derrumbado y sus ciudadanos aferrados a la cerca, será escenario de la primera gran presentación de artistas cubanos que, liderados por el diputado y pintor cubano Alexis Leyva (Kcho) han viajado a Haití con “Misión Sonrisa”.

El ministro chileno de Salud, Álvaro Erazo, calculó hoy en unos 3.600 millones de dólares la reconstrucción de los hospitales que colapsaron en el terremoto que el pasado 27 de febrero azotó el centro y sur del país. Los trabajos de reconstrucción tardarán al menos tres años, dijo Erazo, que añadió que en ese período se instalarán hospitales modulares en las zonas afectadas.

Las mujeres desempeñan un papel fundamental en el Haití posterremoto y las cubanas son hoy protagonistas fundamentales por su dedicación en el cuidado de la salud de un pueblo expuesto a enfermedades y epidemias. Sin importar las situaciones extremas, las cubanas dedican tiempo y esfuerzo a cuidar y educar a los pobladores de esta ciudad, marcados aún por el espectacular sismo del 12 de enero pasado.

A siete millones 388 mil bolivianos (un millón 55 mil dólares) ascendió hoy el aporte de los bolivianos a los damnificados por los terremotos ocurridos recientemente en Haití y Chile. La cifra iluminó la pantalla gigante ubicada en el Coliseo Julio Borelli, de La Paz, donde tiene lugar un teletón para recaudar fondos para ambas naciones.

A una semana del terremoto de magnitud 8,8 que devastó buena parte del centro de Chile, los cientos de miles de damnificados en las zonas más afectadas demandan ayuda al Gobierno de ese país, mientras se adaptan a vivir en carpas o tiendas de campaña, a lado de las ruinas de sus casas para resguardar lo que queda de sus pertenencias ante la amenaza de los saqueos.